jueves, 29 de marzo de 2007

Hola forastero: "guiris" en otro pais

Seguramente te vas de vacaciones mañana o sabe Dios cuándo. Pero a veces te dejas en casa la conciencia, la bonhomía o el saber estar. Y algunas veces te vuelves turista sexual, en busca de experiencias nuevas sin reparar en consecuencias, ni en edades ni en condiciones... O das rienda suelta al salvaje que llevas dentro, rompiendo reglas y saltándote normas... O ignoras, de repente, a la naturaleza que te está proporcionando el placer que experimentas durante unos días... O te conviertes en un irrisorio "guiri" en país extraño...
Y, entonces, disfrutas con niñas en la cama, porque son extranjeras, del desconocido Lejano Oriente, o caribeñas "calientes"... O con jóvenes desesperadas que te darán placer por unas cuantas pastillas de jabón o unos pocos dólares... Volverás a casa satisfecho, con algo que contar en la oficina o en el club de golf. Y volverán a parecerte repugnantes los reportajes en la TV sobre la pedofilia y el turismo sexual, cuando hayas borrado de tu mente aquella carita, aquellos ojos, aquellas manos que sólo deseaban pan mientras acariciaban tu vientre...
U olvidas tus deberes cívicos y abandonas en medio del monte las bolsas con desperdicios y arrojas al mar las latas de refresco. A fin de cuentas, la resaca lo arrastra todo y el mar es muy grande y muy profundo... Y además, un poco de aceite de tu lancha tampoco va a contaminar el oceáno...
Cuando esperas para comer en el chiringuito, atestado de turistas escapados como tú, acabas montándole el 'pollo' al camarero, llamándole 'subnormal' porque no te ha dado la mesa que tú querías. Luego te sientas y le exiges que te traiga inmediatamente la bebida porque estás seco de tanto esperar, como si él tuviera la culpa...
Y cuando vuelves a casa, por la carretera, te ríes de los tontos que están desesperados en el atasco cuando atajas por el arcén, porque sabes que nadie te va a obstaculizar y los insultos no se oyen.
Cuando vuelves en tren, te dedicas a matar el tiempo hablando por teléfono. A gritos. Porque así todos saben que tienes un móvil -en Andalucía, de cachondeo, le llaman "m'ancuentro", ya os contaré por qué- y, además, que tienes asuntos importantes que tratar. Por ejemplo, comentar lo maciza que estaba la secretaria que os recibió a tí y a tu socio el día de la reunión... El caso es hacerte notar...
Lo que no sabes es que la adolescente con la que te acostaste te odiaba desde antes de que la tocases y vomitó de asco cuando la dejaste. Y que el pescado que te comerás en casa, el primer día de tu llegada, lo pescaron cerca de donde vertiste el aceite de tu lancha. Y que el camarero al que insultaste escupió en tu tinto verano y, además, en realidad trabaja en la capital, en el parking donde tú guardas el coche cada día. Y que uno de los tontos a los que desprecias en el atasco es, en realidad, un guardia civil camuflado en un turismo normal para parar los pies a los gilipollas como tú. Y, finalmente, que en el tren todos se han reído de tí y te han compadecido mientras tú gritabas a tu socio lo de la secretaria, tomando nota del nombre de tu empresa, que has mencionado de pasada, para posibles represalias.
O sea, que todo nos es devuelto al final del camino. Y como nos portemos, nos tratarán. Procura conservar tu civismo, seguir cuidando la naturaleza y respetando a los demás. Aunque te conviertas en "guiri" en otro país, cosa inevitable. Pero hay que seguir guardando las normas. Más que nada por cuestión de supervivencia...

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