Mostrando entradas con la etiqueta Historias desde el mirador. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historias desde el mirador. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de noviembre de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR



UN TROZO DE PAN PARA UN INVITADO ESPECIAL (Y  II)




   Se miraron extrañados y observaron al Maestro que volvió a su  lugar sobre el reclinatorio de madera. Tomó entonces el gran jarro de vino y escanció todas las copas, por primera vez, mientras justificaba su invitación:

- He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros, antes de empezar a... padecer.

   Ninguno de los doce entendió esta confesión del Nazareno, pero todos callaron esperando el primer brindis y las bendicion ritual de los alimentos. Antes de cumplir con esta tradición,  el Nazareno, extrañamente, cogió una de las tortas de pan y repartió trozos entre los comensales. No era costumbre que el anfitrión partiera el pan y lo distribuyera entre sus invitados. Eran éstos quienes  los que tomaban la porción deseada. El Maestro, mientras,  pronunció de nuevo una misteriosas palabras:

- Tomad este pan que es mi cuerpo y será entregado por vosotros.



   Cada uno fue tomando su trozo de pan y fijaron su mirada en el rostro sombrío y triste del Maestro. Éste levantó su copa ye inició la bendición de la mesa y del vino. Pero nadie entendió sus palabras:

- Tomad y bebed  de este vino que es mi sangre, la de la Nueva Alianza,  que se derrramará por vosotros. Y recordadme cada vez que hagáis esto.


   Bebió a continuación y todos lo imitaron. Fue Mateo el publicano quien se atrevió a preguntarle por el signioficado de aquellas palabras que ninguno entendía:

- De verdad os digo que yo ya no beberé del fruto de la vid hasta el día en que lo beba de nuevo en el reino de mi Padre...

   El anfitrión entonces partió el cordero y repartió los trozos. Mientras saboreaban la vianda, el Nazareno volvió a hablar en clave:

- Vendrá un tiempo en que me buscaréis  y a vosotros os digo lo misdmo que dije a los judíos: adonde yo voy no podéis venir vosotros.

  Simón el pescador, a quien  el Nazareno llamaba siempre Petro, replicó a su anfitrión:

- Yo siempre te seguiré allá donde vayas.

   Jesús el Galileo sonrió, le miró fijamente y le habló el oído:

- Tú, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces.

   Petro no se atrevió a contradecir al Maestro que añadió una advertencia:

- Una cosa más os digo: el que come de mi pan ya ha levantado contra mí su calcañar. Y os lo digo ahora, para que cuando suceda sepáis que soy YO,..



   El pronombre sonó en la estancia como un trueno y el Nazareno fijó su mirada en Judas, el Iscariote, cuyo semblante estaba  más ceñudo que costumbre. La voz del Galileo resonó entre las paredes de la sala:

-De verdad es digo que uno de vosotros me traicionará este noche.

   Juan volcó en su voz todo su poder de seducción:

- Señor, ¿de quién hablas?.


   El Nazareno sonrió mientras partía la otra hogaza de pan. Miró al menor de los Zebedeo y luego al Iscariote, sentado a continuación de Juan:

- De aquel a quien  yo sirva un trozo de pan mojado en salsa...

   Todos sabían que ese gesto del anfitrión  indicaba a los comensales quién era el invitado principal. Todos esperaron impacientes este gesto del Nazareno. Alguno se apresuró a satisfacer su curiosidad mientras comía su ración de cordero asado:

- Maestro ¿soy yo quizá?

   El Anfitrión negó con la cabeza. Consumida ya la carne de la gran fuente, el Galileo empapó otro trozo de pan en la salsa de la carne mientras el Iscariote preguntaba curioso:

- ¿Soy yo por casualidad, Maestro?.

   El Anfitrión  sonrió misteriosamente y le tendió el trozo de pan untado en el jugo del cordero:

- Tú eres. Y lo que has de hacer hazlo pronto...

   Judas asustado por lo que vio en el fondo de la Mirada del Maestro, tomó el pan se lo introdujo en la  boca y se levantó deprisa para que nadie intuyera lo que había hecho horas antes.

   Ninguno de los demás invitados entendió  aqnella escena ni la raz´çon por la que Judas abandonó apresuradamente la estancia. Tan sólo Juan el Zebedeo, su vecino de mesa, había oído el extraño sonido  de monedas de plata en la bolsa del Iscariote, pero calló recordando que esos días andaban con pocos recursos pecuniarios.  Mientras partían la torta de higos con que se concluída el ágape, la voz del Nazareno volvió a romper el silencio de la estancia:

- Fijáos que la mano del hombre que me ha de entregar ha estado conmigo sentado a la mesa. Ahora el Hijo del Hombre se va pe4ro una cosa os advierto: ¡Ay del hombre que me ha entregado porque más le valiera no haber nacido!.

   Un escalofrío recorrió las espaldas de los comensales. Mientras tanto, Judas se dirió hacia el Templo avergonzado por la traición que había cometido. Mientras terminaba la cena del Maestro, el Iscariote se enfrentó a los sacerdotes del Templo para  que rompieran el pacto que habían hecho:

- He pecado entregando a un inocente al patíbulo.. No quiero esta monedas.

- Y a nosotros ¿qué?. Allá tú...

   Judas arrojó la smonedas al suelo y entendió por qué los miebros del Sanedrín le habían entregado 30 monedas exactamente: era el dinero que se pagaba habitualmente por un esclavo. Pero  ni el Iscariote ni los sacerdotes  supieron en ese momento que habían comprado la esclavitud de sus conciencias y no la del Nazareno.

   FInalizada la solemne cena pascual en el piso superior de la casa del Cananeo, Jesús y sus invitados bajaron  para agradecer al dueño de la casa su cortesía. Luego  invitó a sus amigos aque le acompañaran en la Vigilia de la Noche de los Guardianes, el Leil Shimurin tradicional después de la Fiesta de los  Azimos, según la tradición antiquísima procedente de la epoca en que el pueblo hebreo  fuera salvado de sus enemigos por Yahvé.



   Salieron del centro de la ciudad hacia el valle del Cedrón, para llegar hasta la colina de Getsemaní donde descansarían y cumplirían con el Leil Shimurin. El Cananeo, observando cómo se alejaban, presagió que nada bueno les iba a ocurrir a aquel grupo de amigos.  Por la ladera de la colina el viento llevaba rumor de espadas, corazas de cuero y túnicas enredadas entre los troncos añosos de las encinas. Al llegar al Huerto de los Olivos, Jesús les pidió ´"Velad y rezad"  mientras se desperdigaban acomodándose en diferentes lugares. Nadie  oyó el llanto del Nazareno y sus temores ante el terror de lo que había de ocurrir.  Los sacerdotes en el Templo estudiaron qué hacer con las monedas de plata que habían pagado por el Galileo, y , como eran el precio de la sangre, decidieron  comprar el Campo del Alfarero de Jerusalén para enterrar en él a los forasteros que murieran dentro de las murallas de la ciudad...



  El cielo se había encapotado sobre la vieja Jerusalén y el viento azotaba las murallas  asustando a los ciudadanos.  Antes d ela medianoche los soldados condujeron al Nazareno a la Torre Antonia, donde residia el Pretor y ataron su frágil cuerpo a una columna de mármol, en medio del patio empedrado.  A esa misma hora la figura de un siniestro hombrecillo  bajaba por la ladera del Getsemaní hacia el valle, frotándose  los labios que le quemaban. Sabía que había profanado el significado del beso que, desde el momento en que se lo había dado al Galileo, además de un gesto de amistad sería un gesto de traición.


   Al día siguiente, mientras la lluvia arrastraba  la sangre de un inocente , prisionero  arrojado sobre las losas del lithostrotos de latorre pretoriana, fue descubierto un cadáver  colgando de una encinas petrificadas del valle. Era el cuerpo de aquel siniestro hombrecillo, huído a escondidas del comedor del Cananeo, que ahora se balanceaba  macabramente de la rama más alta de la encina, con la lengua colgando de su boca entreaierta. Bajo sus pies un  trozo viscoso de pan delataba el último bocado del suicida, vomitado en su último estertor. Nadie supo nunca que aquel bocado de pan le había sido ofrecido gentilmente por su anfitrión en la cena del Séder o de la Pascua, a la que había sido invitado la noche anterior. Con aquel trozo de pan había entrado en el corazón del Iscariote  la desesperación que lo condujo hacia aquella encina petrificada...



(Del libro "Los dioses también comen", de Emilia González Sevilla.- Edit. Kaydeda).

(Ilustraciones:  Arriba: actiweb.es.- Primera dcha.: buenanueva21.blogspot.comSegunda dcha.: juancarlosboverizvoz.blogspot.com.- 1ª Izqda.: tiempodegracia.blogspot.com.- Torre Antonia: fundacionrefugiodeamordelos corazonesd.bloggerspot.com.- Centro: catarsisheuristica.blogspot.com.- Abajo: sitiodelabitacora.blogspot.com.- )

miércoles, 23 de julio de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR





UN TROZO DE PAN PARA UN INVITADO ALGO ESPECIAL  (I)


   Había caído la tarde del décimo cuarto día del mes de Nisán. En toda Galilea, los fríos del inviernos habían dado pasado a la calidez de la primavera y florecían los almendros y manzanos del valle. Haía llegado la Pascua o Fiesta de los Azimos, llamada asípor la prohibición de consumir estos días pan fermentado.

   Un grupo de trece personas entraba en la Casa del Cannaneo, en el centro de la vieja Jerusalén, despés de la hora nona... Horas antes habían advertido al casero de la llegada del grupo dos de ellos: Simon el pescador y Juan, el menor de los Zebedeo, enviados por el jefe para que dispusieran lo necesario para la celebración del Séder o ágape pascual. Ambos habían encontrado  fácilmente la casa siguiendo a unhombre cargado con un cántaro de aga, como el Maestro les había dicho.

  En la planta alta de la casa, el Canaaneo había preparado una gran sala alfombrada con una mesa alargada en el centro. En torno a ella  un gran banco de madera con cojines para que se reclinasen los comensales al estilo romano.así el Nazareno y sus doce invitados podrían celebrar allí la cena pascual sin peligro de interrupciones o espionaje.

   Los trece comensales entraron en el salon y esperaron a que el Nazareno, el jefe del grupo, tomara asiento donde quisiera. Lo hizo en el centro de la mesa e invitó a que Simón el pescador y Juan el menor de los Zebedeo se sentaran a su lado.  Junto a Juan se sentó Judas , el hijo de Simón Iscariote. Se acomodaron después Andrés, hermano de Sion el pescador,  y Santiago, uno de los Zebedeo a quienes el Maestro llamaba "boanerges" o hijos del trueno, por sus impulsivos  temperamentos.  También se sentaron en la mesa Felipe, Bartolomé,Tomás , Santiago hijo de Alfeo y Judas, el hijo de Santiago Tadeo, y Santiago hijo del Alfeo y Simon el celador, amigo del dueño de la casa de Canáan  y, finalmente, Mateo el publicano a quien antes llamaban  Leví el Alfeo...

     Cuando todos estaban ya dispuestos alrededor de la mesa,  el Canaaneo mandó subir las viandas. En el centro de la mesa, ante el Anfitrion, colocaron una gran fuente de cordero pascual asado en su jugo, un cuenco con humeantes lentejas con huesos de carnero y habas,  En otra gran fuente las verduras que compañaban al asado: alcachofas, setas salteadas, manzanas horneadas.  a ambos lados de las fuentes el pan ázimo cocido ese mismo día, como establecían loscánones durante la celebración del Séder.  Sobre su superficie tostada figuraba la estrella de David que presidía siempre cualquier celebración hebrea. De ellas cada comensal partiría el trozo que apeteciera para ayudarse a comer la carne. El Nazareno había organizado el ágape para sus amigos un día antes de lo previsto porque había estado predicando sus ideas por toda Jerusalén,  adonde llegó el primer  día de la semana. Había sido recibido  por los jerosimilitanos con los lulav, las hojas de palma que agitaban al aire, exteriorizando así la alegría de conocer al Galileo del que habían oído hablar tanto a los pescadores del Lago Genezareth.

  El Cannaneo subió una gran jarra con vino de Cafarnaum, lamentándose de no haber podido conseguir vino romano Lo colocó en el centro de la mesa. El Nazareno, entonces, se remangó la túnica y se sujetó un lienzo a la cintura.  Tomó el aguamanil de bronce preparado para que los comensales  se enjuagaran las manos y, arrodillándose, ante sus invitados les lavó los pies y se los secó con el lienzo que llevaba colgado.  Simón el pescador fue quien hizo la pregunta en voz alta expresando la extrañeza de todos los presentes:

- Pero, Señor, ¿tú como un sirviente?.
-  No es menos el sirviente que el que se deja servir... Y no todos vosotros estáis limpios...

(Continuará)

(Imágenes: Arriba: anasavall.blogspotcom- Arriba dcha.: unsacerdoteentierrasanta.blogspot.com.- abajo dcha.: prelaturacaravelli.blogspot.com)

miércoles, 9 de julio de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR




MÁNES, TÉKEL, FÁRES  (y  II)


      Un escalofrío nos recorrió la espalda...

-Pues, sigue, que tú conoces la historia mejor que yo. Soy islámico.
- Baltasar mandó llamar a todos los amigos y científicos de su reino, en pleno festín. Vinieron todos, pasaron uno a uno por el comerdor real tratando de descifrar el enigmal que había aparecido de repente en el muro. Pero nadie supo explicar al rey su significado. Baltasar, entonces, mandó llamar  por consejo de su esposa, a un joven extranjero llamado Daniel, considerado un  conocedor de misterios esotéricos.  Daniel observó detenidamente aquellos signos ininteligibles y luego se volvió hacia el Rey y le dijo: "Es Dios quien ha enviado la mano misteriosa que ha trazado este escrito. Lo que dicen estos signos significa  'contado, pesado y dividido'".




   Baltasar le pidió que explicara el sentido de todo aquello. Daniel detalló que la palabra "Mánel" significaba que había sido contado su reino y Dios había decidido acabar con él. "Tékel" que el rey había sido pesado en la balanza  y había resultado falto de peso. Y la palabra "Fáres", finalmente, significaba que su reino ya había sido dividido y entregados  sus fragmentos a medos y persas después de la noche de la muerte del Rey. Baltasar asustado le despidió contrariado. Aquella misma noche murió a manos de los sicarios de Ciro el Persa, que se apoderó de la rica y fértil Babilonia.

- En la Universidad del Cairo me completaron la historia, pero desde otro punto de vista. Mientras el joven Daniel descifraba los signos que ninguno de los científicos o sacerdotes babilónicos habían sabido explicar, los persas desecaban el curso del río Tigris, y por su trazado entraron en una ciudad que no podía ser tomada de otra forma dado su doble amurallamiento.  Era el año 539 de la Era Cristiana y el año 1000 antes del Profeta. Ciro, rey de medos y persas se apoderó  de Babilonia, dejó salir hacia la tierra prometida a los hebreos deportados desde Jerusalén y envió a su hijo Cambises II para que gobernara el gran imperio de Nabucodonosor.  Años despés el Gran Darío terminó de someter al gran imperio y, tras el reinado de Jerjes, hijo de Darío, Alejandro el Grande se apoderó de la ciudad y mandó reconstruir todos sus monumentos, incluido el gran Templo del dios babilónico Marduk. Pero la malaria le impidió contemplar su obra terminada  hacia el 323 de la Era Cristiana...

- Así que ¿ése era significado de mi cantinela?.

    El sol había vestido de rojo el horizonte y la niebla que nos rodeaba se empezó a disipar. Gamal se incorporó de un salto.

-Es hora de que nos vayamos. Anochecerá pronto y nos queda un largo camino hasta Basora. Mañana tenemos que pasar la frontera si nos deja el ejército...
- Sí. Yo me empiezo a encontrar incómodo.
- Yo también. No me gusta este sitio amigo mío. Y mira que me he encontrado siempre a gusto entre las ruinas de viejas civilizaciones. Pero este sitio me produce una inquietud rara.



  Gamal empezó a contarme que en Babilonia consumían gran cantidad de frutas y verduras, comían carnes de muchas especies como el carnero o la gacela y con la cebada que cultivaba abundantemente hacían unas gachas  parecidas al cus-cus. Y, sobre todo, fabricaban una cerveza exquisita.  Los estudios de Gamal le habían cundido mucho. Recordaba siempre detalles que completaban la historia y me gustaba escucharlo. En aquel viaje me confesó que había sido  crítico gastronómico de su periódico. Eso me dio pie para presumir ante él de conocimientos culinarios:

- ¿A que no sabes cuál fue  el primer banquete bíblico del que se tiene conocimiento?.
- NI idea . Ya sabes que lo mío es el Corán.
- Pues el de Abraham. Según detallan los libros sagrados, comió carne y pan que coció con  tres medidas de flor de harina en un rescoldo. Aderezó y asó un ternero y tomó leche cuajada.
- La leche cuajada es uno de los alimentos básicos del  Kurdistán, al norte del país. Se extendió hacia el Cáucaso por el oriente y hacia mi país por el occidente... Oye, para no ser practicante te sabes muy bien tu Biblia.  Para un momento que quiero hacer mis oraciones del crepúsculo.

    Paré a un lado de la carretera. Sacó una manta del maletero y se postró de rodillas para hacer sus rezos. Me alejé de él respetando su momento de oración. Me imaginé el empedrado de ladrillo de la Calle de las Procesiones de la antigua Babilonia. Y los jardines colgantes que maravillaron a la Humanidad...Habíamos visto frente a nosotros las ruinas del palacio de invierno de Nabucodonosor. Entré con la imaginación en aquellas ruinas y caminé por ellas, imaginando que recorría los  grandes pasillos hacia el salon real, buscando las inscripciones del jeroglífico de Daniel.  Y, de repente, me encontré en medio de aquel salón alfombrado y con tapices en sus paredes, vitrificadas también con ladrillos azules y blancos, dibujando leones . Y ví en el muro aquellas palabras que llevaban  machacando la mente durante todo el día: "Mánel, tékel, fáres". Una mano fantasmal las escribía de nuevo sobre la pared y volvió a recorrerme un escalofrío presintiendo una tragedia que estaba por llegar aquel valle, antaño fértil y hoy desértico.    Tuve miedo al contemplar la gran torre de cien alturas que el pueblo  mesootámico levantó desafiando sacrílegamente  a Dios.  Gamal me rescató de aquella pesadilla.



- ¿Recuerdas aquel zigurat truncado que vimos en las ruinas?. Pues en lo alto todavía se conservan ladrillos derretidos de color verde oscuro, pegados al muro. Dicen que fue un rayo lo que los fundió o un cometa que cayó sobre la torre en plena construcción
- A lo mejor es verdad que era la mítica Torre de Babel que Dios destruyó para castigar la soberbia del hombre...
- La ira divina, un rayo, un cometa... ¿Qué más da?. Tantos fenómenos extraños se relatan en la Historia que sólo debieron ser fenómenos climatológicos o astronómicos y entonces se vieron como milagros incomprensibles...

    Volvimos al coche que se había enfriado ligeramente en el interior y salimos al camino que conduciría hasta la carretera  que une Bagdad con Hillah y Basora. Torcimos a la derecha y nos dirigimos hacia el sureste camino de la gran ciudad del sur donde pernoctaríamos y desde donde intentaríamos cruzar la frontera con el Kuwait ocupado por las tropas de Sadam Hussein.



- ¿Sabes una cosa, Alex?. No sé si me entenderás dado tu pragmatismo: pero esas palabras no presagian nada bueno.
- Tonterías , Gamal... Estamos en el siglo XX y hemos dejado atrás lo que queda de la antigua Babilonia. Bastante deprimente, por cierto.
- A lo mejor somos los últimos periodistas que dejen entrar en Irak en este momento. Seguramente estamos pisando por última vez tierras mesopotámicas.
- O a lo mejor va a empezar la guerra de verdad.
- A lo mejor...

    Sin saberlo,  a pocos kilómetros de allí, las arenas del desierto  eran holladas por las correas metálicas de los tanques norteamericanos, que se habían concentrado en Arabia Saudí desde días antes. Aviones de guerra con un cargamento destinado a destruir la antigua tierra de Mesopotamia. Un tanque pasó por delante de las ruinas de la antigua Babilonia, donde habíamos estado nosotros horas antes. El tanquista preguntó a su conductor: "¿Dónde hay un MacDonald's por aquí?. No hemos visto ni uno"...


   Nos detuvieron en la frontera con Kuwait y nos llevaron a un campo de concentración de refugiados en Bagdad. Allí nos juntamos periodistas y ciudadanos  kuwaitíes detenidos horas después de la invasion del pequeño emirato por parte de Irak. Luego, días después, nos trasladaron a la frontera con Jordania  y huimos de la zona  entre los miles de irakíes que huían de sus casas, por miedo a las represalias y huyendo de los bombardeos que ya habían empezado a sembrar el horror en Irak. Cuando llegamos a Amman, nos encaminamos a nuestras respectivas embajadas.

- Por algo tú repetías machaconamente las malditas palabras del jeroglífico.
- Y tú recordabas la inscripcion del muro de UR...
- Creo que la ira de Dios se ha cernido sobre  Irak, que ha profanado el gran templo sagrado del capitalismo: los pozos de petróleo. Que Alá nos proteja, hermano.
- Que Dios nos ayude, Gamal. Esto está ya medido, pesado y dividido...


(Ilustraciones: arriba: taringa.net.- Dcha. abajo: elcultural.es.- Dcha.: danieltubau.com.- 1ª izq.: cervecear.com.-
 

viernes, 27 de junio de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR



MEDIDO PESADO Y DIVIDIDO  ( I )


   Gamal y yo enfilamos la carretera hacia el sur y nos desviamos hacia Hillah , a la altura de Mamudiyah.  Deseábamos visitar Basora y luego acercarnos a la frontera de Irak con Kuwait. Hacía unos meses que el pequeño emirato había sido invadido por las tropas iraquíes provocando una crisis internacional.   Mi periódico me había enviado a observar la situación que podía acabar en una conflagración armada, dada la postura adoptada por por Estados Unidos, que sobrevaloraba el petróleo pérsico y el capital kuwaití depositado en bancos occidentales.

  Casi sin darnos cuenta topamos con la desviación que nos indicaba el camino "A Babilonia", cuando rodabámos por la carretera  paralela al río Tigris.

-¿Tenemos mucha prisa por llegar a Basora?.
-Creo que no. Si estás pensando en visitar las ruinas babilónicas yo también me apunto...

   Gamal y yo nos habíamos conocido durante mi estancia en El Cairo, cuando yo trabajaba temporalmente en Radio El Cairo y él acababa de entrar en Al Ahram, el diario de mayor tirada de Egipto. Nuestra amistad se había consolidado, desde entonces, a pesar de las diferencias de criterios que nos enzarzaban, a veces, en discusiones interminables.

   Decidimos desviarnos hacia el oeste y cubrir los pocos kilómetros que nos separaban de las ruinas históricas, retrasando nuestra llegada a Nassiriya y Basora.  Recorríamos el camino en silencio y yo fijé la vista en el paisaje de aquella llanura desértica que partía por la mitad la estrecha carretera que une Bagdad con el sur. Gamal silbaba una canción magrebí que  a mi me sonaba como el cante jondo andaluz.

- Esa canción se parece mucho a la música del sur de mi tierra.
- Es que Al-Andalus y Egipto se llevan poco, amigo mío...

   De repente una densa niebla  se extendió ante nosotros. No era normal en aquel valle cuando nos alejábamos cada vez más del Tigris y estábamos a mucha distancia del Eúfrates. La zona de los pantanos quedaba lejos del lugar. La niebla se fue volviendo de un tono dorado luminoso y empecé a pensar que en Irak, el país de las Mil y una Noches, todo es posible, como en Granada....

- Mane, Tékel, Fares.
- ¿Qué has dicho?
- No sé.  De repente se me han ocurrido esas palaras.
- Pero ¿de dónde las has sacado?
- No tengo ni puñetera idea.
- Es que parece un antiguo rezo semítico o caldeo... A lo mejor estás poniéndote a tono con el paisaje que pisó Asurbanipal.

   El paisaje no me pareció el más indicado para las grandezas babilónicas. Recordé por la vieja inscripción  de una tablilla que mandó grabar Asurbanipal: "Un palacio fundé allí, con cedros, limoneros, cipreses, juníperos, boj, moreras, pistachos y tamarindos para mi placer...".  Las recordaba de mis años de estudiante de Historia del Arte, antes de que me entrara el gusanilo del periodismo. Pero aquel paisaje distaba mucho de haber sido un vergel. Gamal tenía su pensamiento puesto en otro momento de la historia de aquel lugar:

- Sabes que en Ur hay una piedra donde se inscribió un lamento terrible?...
- Todavía no ha podido viajar a UR.
- Pues dice: "Deplorad el día en que la ley y el orden dejen de existir, que las ciudades sean destruidas, que las casas sean arrasadas, que la madre no cuide de sus hijos...".   Terrible, ¿no?.

   Un escalofrío me recorrió el espinazo  y me senti incómodo en el asiento del coche. Atisbamos a lo lejos unas palmeras y parte de las ruinas de la antigua Babilonia, envueltas en la niebla dorada y transparente, luminosa, que parecía transportarnos a otra dimensión en el tiempo.

- Mane, Tékel, Fares
- Vaya murga que me estás dando  con esas palabras, hermano.
- ¿Traemos algo de comer?.
- Dátiles, queso y unas tortas de higos que  nos han entregado en el hotel Al Raschid de Bagdad, y unas latas de zumo de limón muy azucarado que no nos calmaría precisamente la sed. Son para el camino. 
- Podemos comer a la sombra de aquellas ruinas...


   Aquel muro milagrosamente en pie, formando el mayor arco arquitectónico de ladrillo de la antigüedad, estaba  alicatado con azulejos dorados y azules que el tiempo no había deslucido. Eran los cimientos de la antigua Mesopotamia y el arco daba entrada a la Calle de las Procesiones, la principal arteria de la vieja ciudad imperil de Babilón. Abrimos la bolsa de plástico donde llevábamos el escaso almuerzo y dispusimos todos los alimentos a la vista.

- Mane, Tékel, Fares...
- Pues ya que estás con viejos conjuros, voy a contarte una vieja historia de este lugar. Según una inscripción hallada  en Caleh, el rey Asurbanipal organizó un gran banquete para celebrar la terminación de la ciudad real. Durante casi diez días,70.000 invitados venidos de todos los confines del imperio comieron más de dos mil bueyes asados y otras viandas con grandes cantidades de vino y cerveza. ¿Sabes que aquí se fabricaba una cerveza estupenda?.
- Pues no lo sabía. Pero ¿qué sabrás tú de buena cerveza si no bebes alcohol?.
- No tiene nada que ver. La calidad siempre es la calidad. Lo leí cuando estudiaba Historia Antigua en El Cairo. Fue un gran imperio , con una gran civilizacion que ha desaparecido sin dejar huella, salvo la famosa estela  y el  código de Hammurabi.
- Y ¿te parecen poca huella?. Pues yo también tengo datos del lugar: los judíos tuvieron una gran influencia y llegaron a tener un centro de cultura hebrea importante, cuando Ciro conquistó esta ciudad.
- Bueno, pero eso tiene menos importancia.

   Gamal era Gamal. No negaba ninguna evidencia, pero contaba lo que le parecía y callaba lo demás, incluso cuando escribía sus crónicas periodísticas. Hacía muchos años que le conocía  para saber que le había ganado por un instante la partida  a quien estaba convencido de SU cultura islámica era siempre superior a la hebrea.Conforme avanzaba la mañana y el sol se inclinaba hacia poniente, la niebla se hacía cada vez más dorada y más densa. Gamal acabó voceando sus pensamientos:

- ¿Cómo eran esas palabras que llevas repitiendo todo el día?.
- Mane, Tékel, Fares... ¿Te suenan?.
- ¿Has leído la BIblia?.
- Poco. La verdad es que, de pequeño, me limité al Nuevo Testamento . Ahora ni eso.
- Aunque lo mío es el Corán, sé que en uno de los primeros libros de la Biblia cristiana se citan esas palabras que has pronunciado. Pero no sé qué relación tienen con todo esto.

   De repente se abrió mi memoria como un armario que deja al descubierto su interior: claro ¡el Libro de Daniel, el último rey de Babilonia, Nabónides, y el famoso festín de Baltasar, su hijo que gobernaba por encargo de su padre!... Los años de estudio de Historia del Arte no habían sido infructuosos...

-- Oye, oye, ayúdame a recordar... ¿Te refieres al Libro de Daniel y al descendiente de Nabucodonosor,o algo así?.
 - Era la profecía de la destrucción de Babilonia..
- Mane, Tékel, Fares... Un acertijo que tuvo que descifrar el profeta Daniel, apenas un adolescente.
- Mira lo que yo recuerdo de mis estudios  de Historia en El Cairo  es que Nabónides, último rey de Babilonia, elegido ya anciano por los sacerdotes, prefirió dedicar sus últimos años a reconstruir los templosdel lugar en vez de gobernar. Llenó Babilonia de ídolos y objetos sagrados que trajo del Templo de Salomón, incluídos los vasos sagrados. Cálices los llamais los cristianos ¿no?.
- Algo así.
- Pues trajo los cálices sagrados del templo de Jerusalén y otras reliquias dejando el gobierno a su hijo Baltasar, (Bel-Sar-Usur era su nombre), que no era muy hábil en los asuntos de gobernación ni supo reconstruir el imperio. No quiso reconstruir la mítica Torre de Babel, que debía levantarse por aquí cerca y que volvió a  levantar Alejandro Magno.  ¡Qué gran imperio hubo bajo estas ruinas, Gamal!.
- Pus no extrañaría  que las ruinas de la Torre de Babel fueran las de ese zigurat truncado de ahí enfrente. ¿No crees?.

 - Puede ser, Gamal. .. Déjame recordar: Baltasar efectivamente organizó un gran banquete  para sus súbditos en el Palacio que llaman de Nabucodonosor. Mandó traer del Templo  los cálices de Jerusalén para que sirvieran de copas en la gran cena. Y en plena orgía , una mano fantasmal, invisible, escribió sobre los muros del salon real unas misteriosas palabras:

- Mánel, Tékel, Fáres.

Un escalofrío nos recorrió la columna vertebral y empezamos a sentirnos incómodos sentados sobre aquella gran piedra donde llevábamos horas mirando un erial que antes fue valle fértil... Hoy solamente alguna palmera desafiaba al sol ardiente en aquella explanada misteriosa...

(Continuará)
("Los dioses también comen" de E. Glez. Sevilla)

(Imágenes: arriba: terraeantigvae.blogia.com.- Dcha.1ª:elconfidencial.com.- Izqda:20minutoses.- Abajo: alertadigital.com).

sábado, 10 de mayo de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR




   Cuando entras en contacto con la muerte ya nada vuelve a ser igual. Desde ese momento, la memoria y el recuerdo quedan impregnados por su sello, incapaces de recordar nada que no esté sellado por ella...

    La memoria de los seres queridos se atasca en su última imagen, la que ha dejado la muerte a su paso: descompuesta, fea y gélida. Los seres amados ya no vuelven a recuperar  sus sonrisas ni sus gestos habituales en nuestra memoria. Sólo queda el gesto agónico, final y amargo de la muerte. El estertor último, los ojos desorbitados, secos, sin líquido vítreo que pega los párpados al cristalino. La mano fría e inerte que se relaja en el instante decisivo en que se abandona la vida.

   Por eso, a veces, nos vemos obligados a recurrir a las viejas fotos, a los álbumes arrinconados para recuperar aquella figura amada y sonriente que recordamos vagamente. Unas veces lo conseguimos: recomponer su gestos habituales y sus  tics  y sus manías. Otras nos resulta imposible. Pero he descubierto una entrada secreta: los ojos. Si miramos a los ojos de los retratados a veces nos dejan entrar en su interior de vivos para poder entenderlos mejor ahora que están muertos.  Seguramente la fotografía fue creada con ese destino de mostrarnos los ojos de ellos vivos a los vivos que horas, días, meses después miraremos esa foto.

   Ha pasado la muerte y ha trastocado todo. Y se ha llevado la belleza que envolvía a nuestros seres queridos. Es inevitable y desesperante. Pero sólo podemos enrabietarnos y maldecir al aire, seguramente en vano..


martes, 25 de marzo de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR



LA MUDANZA

     Te obsesionas con que una mudanza  es el mayor motivo de stress despés de la pérdida de un ser querido.  Aún así insisten:  "Es una mudanza, mujer. Sólo eso. "...

   Me preparo para trasladar de sitio 40 años de mi vida. Y de la vida de él, que vivimos juntos pero con cosas separadas... Y entonces hay que elegir qué dejamos atrás, abandonado en el piso viejo, como un tumor extirpado dolorosamente de nuestra memoria donde ha estado creciendo todo ese tiempo.  He empezado por empaquetar lo más querido para mí, cuya fragilidad me da miedo. Me fío más de mí misma que de los transportistas. "Mujer, son profesionales y saben cómo han de hacer las cosas"...Pero yo no me fío de nadie en estos momentos.

  Me siento sola  ante el gran problema: los documentos que hay que clasificar y guardar ordenadamente identificados.La colección de copas raras de cristal. El ángel de porcelana de Sèvres de mi abuela con el que yo me despertaba a diario, admirando su carita  de suave colorete. El Santiago Peregrino de mi padre,en madera de boj...Las fotos sin álbum y los álbums con fotos. Los libros de la biblioteca. Mi colección de búhos...  Y llego a la conclusión de que no puedo trasladar toda la biblioteca al piso nuevo donde sólo hayun pasillo con recovecos donde  construir una estantería larga, larga, para acomodar los libros que más interesen. Los demás he querido regalarlos a una  biblioteca pública, o a un biblioteca de pueblo  y nadie los quiere.Nadie quiere libros viejos, con loque con llevan. Al fin encuentro una residencia de ancianos donde se los llevan agradecidos a Torrelodones.

   La ropa me preocupa menos porque en general la encuentro luego rápidamente, sobre todo la de temporada. Tampoco me preocupan las vajillas y cristalerías. ¿Para qué querré yo tres vajillas?. En la cocina abandono todos mis cacharros. Quiero empezar de cero con cosas nuevas que, a fin de cuentas, tambien es objetivo de una mudanza.

   Para él, todo es diferente. Los objetos de su pasado son cosas para conservar cariñosamente, creyendo que si desaparecen se borran de tu memoria hechos relacionados con ellos, grapados a tus recuerdos. Pero todo empieza a convertirse en un problema de espacio.


   Y llego a la conclusion de que nadie me ha enseñado cómo se cambia de sitio toda una vida, con los recuerdos, los sentimientos, el dolor, la alegría, las lágrimas lloradas y las risas reídas,las palabras dichas y las palabras calladas que se quedaron impregnadas en las paredes.  .Aquí entraron mis hijos al día siguiente de nacer. Aquí los engendramos y los vimos crecer mientras las viejas paredes se deterioraban cada vez más sin que lo notáramos...  Hay que dejar estas paredes ya, con todo esa carga sentimental emparedada entre ellas. ¿Se lo susurrarán luego todo al que llegue?.. Todo esto no se puede cambiar de lugar tan facilmente. Sólo se puede llorar en el recuerdo de algunas cosas. Pero  la memoria tiene una capacidad limitada de almacenaje. Hay que olvidar muchas cosas para poder recordar otras. Desprendernos de lo viejo para dejar espacio a lo nuevo...

  La nueva casa será la primera que realmente será nuestra y hecha a nuestro gusto. Luego terminada la mudanza y colocado todo en su sitio nuevo, me invade una sensacion de serenidad al entrar en ella. Es como si la nueva casa tuviese una magia especial, un depósito de oxígeno, de aire nuevo, en espacios amplios donde instalar  la vida de dos personas que conviven desde hace 40 años.

      Tengo  que terminar el traslado de dos vidas diferentes y lograr espacios vacíos para que lo nuevo tenga cabida. Y abrir dos memorias para almacenar nuevos recuerdos elegidos. Estos sí permanecerán ya toda la vida en el fondo de la memoria...  Como la nueva casa pervivirá con nosotros. Y cuando nos hayamos ido a otra dimension, callará discretamente los secretos de sus paredes a quienes vengan detrás, que seguirán añadiendo sus nostalgias a estos muros...



(Imágenes: arriba, grupo-mexico.net;.- centro: antoncastro.blogia.com.- Abajo: canstockphoto.es)

viernes, 14 de febrero de 2014

HISTORIAS DESDE EL MIRADOR



LA JUBILACION


   Relegado en su trabajo, ha pasado a la categoría de los desechables por caducidad. Los profesionales también caducan como los yogures.

   Es consciente de que ya no aceptarán ninguna propuesta o proyecto que el presente, porque se ha convertido  en invisible para todos. Sobre todo para sus propios compañeros, más jóvenes, que buscan más espacio, más tareas lucidas, y que sólo le dejan la honrosa salida de embarcarse voluntariamente en la nave que le ha de llevar lejos de su vida laboral, de su mundo de estadísticas, cuadernos, papel y pluma; de los teléfonos que sustituyeron, en su día, a la cartas, y luego a los télex y, finalmente a los faxes.  De los móviles que en una década se han hecho con todo, volviéndose imprescindibles.

   Incómodo y fuera de lugar, espera la llegada del tren que ya tarda, y se consume esperando, en su mesa porque no quiere hacerse visible ante los ciegos. Sólo cabe ya recordar  sus triunfos y fracasos, en silencio, como un último examen de conciencia  lento y sin prisa. Se ha hecho el propósito de no limitar, a partir de ahora, sus proyectos  y los de su mujer, ahora que ya no tienen dependencias laborales, pero  los que haga los hará a corto plazo. Es un sesentón jubilado, pre o post. Da igual el prefijo.   camina hacia el final.

   Los hay menos afortunados, lo reconoce. Los que no tienen pareja  en quien refugiarse y llevan la soledad y la rutina cotidiana mucho peor que él. La caducidad por decreto se lleva peor cuando se está solo.  Alguno ha decidido poner arma donde se debe poner alma. Y adelantar su  caducidad  decretada, porque se defenestró desde un 7º piso. Se volvió visible al menos unas horas. Las de su velatorio. Todo el mundo contempló su cadáver recompuesto y tuvo que dejar de ignorarlo por un día. Fue su última venganza.

   Pero él no tiene esas  ideas. Lo que quiere ahora es viajar despacio contemplando el paisaje, ir a lugares desconocidos si los achaques se lo permiten y darse el lujo de ver sitios que consideraba inalcanzables. O pasear con su mujer despacio por el parque donde nunca iba. O cuidar de su perro al que dedicó pocos mimos en su vida...

   Mientras tanto, espera  el tren de los sueños que le llevará al futuro, ahí mismo, dejando atrás su vida profesional donde tuvo que  fichar hasta el último día, como un fantasma, en la cola de los invisibles. E invisible siguió, hasta el último día, en aquel rincón donde le habían colocado su mesa de cara a la pared...


domingo, 13 de marzo de 2011

RELEVO BLOGUERO

                                              

  RELEVO BLOGUERO

   CreatiBea, la autora del blog www.vinividivinvi, me ha invitado a participar en la escritura de un relato que va a quedar conformado por varios blogueros, los que deseen participar en una historia compartida. El relato va así y yo añado, al final, mi continuación. El máximo de líneas debe ser de 20 y el mínimo de 5.

1. La agorafobia de Lucía había hecho que llevase años confinada en lo que ella llamaba su búnker. Vivía de noche y dormía de día. Era una de esas mujeres por las que el tiempo pasa cruel y devastadoramente. Una aureola púrpura rodeaba sus ojos tristes, sin brillo, que se encajaban en un rostro descolorido y marchito. Tenía una nariz perfilada que sostenía unas anticuadas gafas.

Sus labios agrietados pedían a gritos menos nicotina, el pelo cano y desaliñado le llegaba casi a la cintura y la extrema delgadez de su cuerpo no podía casi sostenerla en pie.

Su partida de nacimiento confirmaba que tenía 35, pero los años de aislamiento elegido, la dejadez y el descuido habían hecho que pareciese una anciana.

Como una noche más, Lucía abrió su portátil, para asomarse por esa pequeña ventana y contemplar, indagar, husmear por entre las callejuelas de esa gran ciudad virtual que le tenía completamente fascinada. Mientras se desplegaba automáticamente la persiana azul de Microsoft, preparaba, como otras tantas veces, sus cigarrillos, el viejo cenicero sucio, y su té. El turquesa del mar de una playa desconocida le daban la bienvenida.

Y a partir de ahí, su conexión con el mundo.

¡Clic!-

2. Cansada de navegar entre mentirosos, tarados, onanistas y obsesos, acostumbraba a desconfiar de los mensajes que recibía a través de Internet. Ella no era una Princesa Azul, con su miserable aspecto no podía aspirar ni a cadáver de princesa, por eso descartaba totalmente ser rescatada de su prisión, alguna vez, por un hombre cariñoso, leal y sincero.

Algo le decía que ese prototipo ya no abundaba en el mundo exterior.

Aquella noche, que prometía ser como una más, una de aquellas que terminaría en un alba de lloros mientras nacía una nueva jornada para la desesperanza, un inesperado recuadro se abrió en la esquina inferior derecha de su pantalla: era un mensaje de chat con un mensaje desconcertante:

"QUERRÍA RESUCITAR TU SONRISA".

Al principio Lucía tuvo la tentación de mandar a la mierda al desconocido bromista, pero se contuvo y en su lugar decidió...

3. Decidió contestar. Un simple "cómo podrías" fue suficiente. Había tardado un poco en introducir la frase y ahora, mientras aguardaba, se arrepentía de haber seguido el juego a un desconocido que seguramente en la espera había desistido de seguir conversación alguna. Aún así, observaba fijamente la pantalla mientras, inconscientemente, enroscaba suavemente un mechón de su pelo entre sus dedos... solía hacerlo cuando la imaginación se apoderaba de ella.

Nada... no había contestación. Cogió uno de sus cigarros mentolados y justo al soltar el humo de la primera calada, se quedó paralizada... alguien escribía al otro lado.

"¡Va a contestar!", se dijo apagando apresuradamente el pitillo en el cenicero rebosante de colillas. Intentó respirar hondo, el corazón le latía rápido, estaba nerviosa y hasta las manos empezaban a sudarle, pero el nerviosismo no era lo único que se había apoderado de ella, ahora tenía miedo... miedo de no saber si podría con la respuesta.
(Aut@rSU)

4.“DEJAME ENTRAR, LUCIA”


La respuesta le disparó una bala que le acertó en medio de la frente.
Sus pupilas permanecieron clavadas en los cinco helvéticos caracteres que titilaban en la pantalla del ordenador. Verificó su nick y era el correcto. Desde que utilizaba Internet siempre se identificaba como Isis.
Entonces ¿cómo era posible que aquel hombre conociera su nombre?
Intentó analizar la respuesta, pero tenía la razón bloqueada. Aquel pedido con cierto sabor a súplica viril le secó la garganta.
El maligno duende del arrepentimiento comenzó a danzar enloquecidamente en la boca del estómago.
Su mente se debatía febrilmente entre dos posiciones antagónicas.

¿Debía apostar por su instinto y permanecer aferrada a su anodina existencia o se arriesgaba a sumergirse en las seductoras aguas de lo desconocido?

¡Mierda!

Le dio una pitada al cigarro, se acomodó las gafas sobre el puente de la nariz y apoyó los sudorosos dedos sobre el teclado. En aquella inesperada partida de ajedrez, ahora le correspondía a ella ejecutar la siguiente jugada.

5. Pero no se animó, se sintió perdida e indefensa, aun en la perfecta armonía de sus cuatro paredes.

-No soy Lucía, te estás equivocando de persona- acotó intentando despistar a quien le escribía.

-Dejame entrar, Isis. Quiero sumergirme en la plétora que se acumulará en el centro de tu pecho cuando esté junto a ti, Lucía.

La mujer se levantó aterrada, cerrando la portátil con fuerza, destruyendo el cigarrillo con la tensión de los dedos índice y medio.
Lo primero que hizo fue dirigirse a la cocina y tomar un vaso con agua, un tanto más tranquila se aseguró de que las puertas y ventanas estuvieran cerradas.
Riéndose de si misma y de su estúpido terror repentino, se dirigió serena hacia la portátil, la abrió y pensándolo bien le escribió.
-Isis no es Lucía, me estás confundiendo. Espero que tengas suerte al encontrarla. Chao, me voy- y para terminar con esa charla le mandó un emoticón sonriente. Estaba dispuesta a apagar el computador cuando un nuevo mensaje entró.

-LUCÍA ¡DEJAME ENTRAR!

Y unos golpes en la puerta le sacaron un grito desesperado de horror.

6. Grito que ahogó entre sus manos, ante la incipiente mirada de terror que dibujaba en sus ojos fijos en aquella puerta. Sin respiración audible, caminó descalza hacia ella, casi de puntillas, iluminada tan sólo por el parpadeo constante de aquella pantalla, que reiteraba el amenazador mensaje que asomaba al compás del golpear proveniente del otro lado de la estancia.

Al llegar frente a ella, contuvo el aliento, cerró los puños clavándose las uñas en las palmas, agudizando el oído y..., en el momento justo en que sus ojos alcanzaron la altura de la mirilla, el sonido cesó y la pantalla se apagó, quedando sumida en la más absoluta oscuridad.

Ahora el único sonido que se escuchaba era el acelerado palpitar de un corazón. Cerró los ojos con fuerza e intentó visualizar la ubicación de las escaleras por donde tendría que escapar si aquella puerta se abriera, pero a su mente sólo llegaba una imagen, una pared con un letrero pequeño, negro, que rezaba:

-APTO. 601-

7.- ¿Lucía, estás ahí?

La voz de Elisa le pareció por unos segundos la más firme asidera a donde agarrarse, ahora que sus piernas habían perdido completamente el control.

– Espera, te abro. No encuentro la luz-

Con su habitual desparpajo. Elisa dejó la compra desparramada sobre la mesa de cocina, y comenzó a organizar la nevera. Lucía la miraba como una autómata, que hubiera llegado de otra galaxia. Camino hacia el baño, para poder respirar sin la reserva que la inspiraba la mirada indiferente de Elisa, y al mirarse en el espejo creyó observar que alguna cana más había descolorido su ya ajada melena.

Imágenes a modo de diapositivas iban pasando ante sus ojos.

¡Flash!, la primera cita.
¡Flash! Las palabras de reproche.
¡Flash! Las primeras amenazas.
¡Flash, el primer golpe.

Recordó como su larga melena recorría aquel aseo camino de la bañera repleta de agua de la mano de él, y como intentó sobrevivir tragando agua mientras conseguía ahogarla.

– Nunca más-, se dijo. Ya no posaría más en aquellas revistas con traje de baño, con piernas de junco y huesos en la piel, que despertara el deseo impío de pervertidos impulsos. Su oscuro refugio le proporcionaba el perfecto amparo e miradas promiscuas.

Volvió a la cocina a observar los ágiles movimientos de Elisa, que le reportaban confianza cuando de nuevo otro golpe en la puerta las hizo girar la cabeza hacia la luz del portal.

Cuando llegó la mirilla, arrastrando lánguidamente los pies, un golpe de luz estalló en su córnea para encontrar frente al cilíndrico cristal cóncavo, una retina nerviosa que le avistaba a través, con la misma intensidad con la que ella intentaba reprimir aquel quebrado grito que no afloraba…

En ese preciso instante, la luz del estudio se prendió como una cascada fulgurante, y la pantalla del portátil comenzó a parpadear emitiendo singulares crujidos.

- ¡ Lucía, no me eches en el olvido! ¡ Déjame entrar!


8.- Ahora no puedo, Elisa… Estoy cansada... No soporto más esta muerte en vida. Mientras tanto, su cuerpo –casi inerte y su mente en La Nada- levita y a la vez cae desesperadamente en un viaje con destino incierto:

El acto, el telón, la función era como ese salto en la oscuridad, que Lucía; sin la más mínima posibilidad de escapar, jamás volvería atrás, ni siquiera como una insignificante mota de polvo, los interminables tres segundos detrás del telón con las cara pintada se compararían con una brújula en apuros, las posibilidades en extinción y los puntos cardinales de vacaciones y sus diversas interpretaciones.

El miedo rodeándolo todo de principio a fin, como la incertidumbre torturando a un garabato con los pies imaginarios y las palabras inacabadas, estallan de pronto: la función a de comenzar los pies sobre las tablas, había que ponerlos a soñar, la ciudadanía respetable y lamentable bien dispuesta en las sillas…

Ahora es el momento:

-dijo Lucía.

Entre tanto sus ojos fulgurantes y radiantes comenzaban a desvanecerse y el mundo se le manifestaba como el matadero demencial que es. El tambor late en su pecho es más sonoro que 10 mil en un ritual festivo del África, había que convertirse en alter ego del bípedo implume, para que todos los demás entendieran: Que escudriñar a las estrellas con un telescopio gigante, mientras el contacto impersonal y sin alas de la multitud, te produce una mezcla de indignación y burla, sobretodo eso la burla, estallas a risotadas en tu interior y comienza a bailar de alegría, a escribir un libro de horas, a fotografiar mundos nacientes en plena gestación, a desatarte la cordura, a despachar a la decencia y a despedir al buen juicio y al decoro, y lentamente te conviertes en el loco que baila sin ropas, en una mezcolanza de sabiduría y disparates, inicias una destrucción tan bella… que al final dices:

- ¿Será real? ¿En dónde estoy?

9.Las luces seguían apagadas, la puerta cerrada, la casa desordenada, parece que el silencio se instalaba de nuevo en aquel desamparo y su mente comenzó a divagar en el placentero deseo de acabar con todo.
¿Cómo lo haría? ¿Estaba segura que podría hacerlo? ¿Merecía la pena seguir luchando por algo, por alguien que la maltrataba? Pero...¿Y su arte, su vocación? ¿Y aquella familia que dejó en el pueblo? En algún momento había disfrutado de su estilo, ante cuántas miradas indiscretas... Todo era pasión ante los ojos dominadores de aquel hombre, de aquella bestia que ya nunca la dejaría en paz. Las representaciones del loco, están sustraídas al descabello.
De nuevo llamaron a la puerta. había perdido la noción del tiempo.No. No estaba en casa, no tenía ordenador, ni televisión, ni radio, ni luz eléctrica, nada, nadie podría convencerla. su ciencia era, es lo accidental, lo fortuito, la locura, la nada, la dejadez, la inercia..porque la fantasía sólo es un juego, un extravío, un delirio pasajero. No. No abriría jamás. No podía fiarse de nadie, ni siquiera de Elisa, menos de él. Sus ideas, su carácter mórbido, sus deseos tan pronto sublimes, tan pronto locos, ella no había sido creada para que la manipularan los "genios", no tenía paciencia, no podía dejarse golpear por una pasarela de fama absurda.
El silencio volvió a invadir todos los espacios de su habitación oscura. Se dejó caer en el suelo, junto a la cama, buscó a tientas el paquete de tabaco, sacó un cigarrillo, se lo llevó a la boca, no encontró el mechero. A tientas agarró el teclado del ordenador, tiró de él con fuerza y lo estampó sobre algo que se rompió al instante. El sonido la hizo cambiar de postura. El silencio se hizo de nuevo, algo se había roto en mil pedazos. No quiso averiguarlo. De repente su necesidad de fuego se agudizó ¿Dónde estaría el mechero? Sí. Sí. La llama era importante, el gusto, el sabor, la necesidad de sentir el humo en la oscuridad, la acuciaba. Aquella llama imaginaria le hizo recordar su estancia en Londres y, de repente empezó a viajar, incluso a pensar vagamente en el regreso... El subconsciente entra en escena. La posibilidad abraza sus adormecidas sensaciones de libertad...
Se levanta, busca una luz, o no. Mejor vuelve a mirar por la mirilla. Parece que se han ido. el ordenador ya está roto. No quiere saber más de nadie. Se lo ha prometido así misma, nunca, nunca abrirá esa puerta. Saldrá por la ventana, por la chimenea, por el tejado...o se quedará allí para siempre. De repente su propia risa la hizo desperezarse. Nadie, nadie la encontraría nunca...Pero en Londres era todo distinto... De repente se encontraba sentada en un banco, viendo como iban y venían las palomas en Trafalgar Square.
(Aut@r: Julie )

10.En Trafalgar Square, el cielo plomizo dejaba escapar finas gotas de agua, no eran de lluvia realmente, no, no llovía, era la niebla húmeda la que, sin apenas percibirlo, estaba empapando el cuerpo, el cabello, el rostro de Lucía. Las gotas de agua y el llanto se deslizaban juntos, suavemente, por sus mejillas.
Sin rumbo determinado volvió a Picadidilly Circus. Era su lugar preferido desde que, hace ya dos años, vino a Londres.
Desde los primeros días buscó un lugar privilegiado en la escalinata, arriba del todo, y cada día volvía a él, como por arte de magia siempre tenía libre su asiento. Hoy también observa el gentío que sin aparente rumbo fijo deambula por el barrio. Lucía acaricia su cazadora multicolor que nada más llegar, compró enfrente en la gran tienda del Sargent Pepper, una vez más intercambia algún que otro cigarrillo “Ideales” por rubio inglés, con Yasser, un estudiante de Kuwait que pincha discos en una discoteca en Cardiff.
¿La reconocerían en el pequeño pueblo del interior de España, si la viesen con su pelo crepado, de color verde, sus botas de altas plataformas y sus inmensos ojos azules enmarcados por una inmensa sombra fucsia?
En Londres Lucía se había descubierto. Su melena larga, rubia, adornada con flores, brillaba con luz propia. Se reconocía hermosa y el amor que por primera vez vivía, contribuía a esa seguridad y felicidad sentida.
Todo su mundo mágico había comenzado al conseguir la beca RADA –Academia Real de Arte Dramático. Un sueño. Lucía creía vivir un sueño. Eran los maravillosos años 70.
Otra Lucía, en su vientre se estaba gestando sin saberlo.
Hoy, con 35 años, con el pelo apagado, sin brillo, con un bagaje de triste vida continúa sentada, rodeada de palomas en Trafalgar Square. En su mente está grabado: Apartamento 601.
(Aut@r Camy)

11.Clac, clac, clac, clac


Un silbido lejano sincronizado con el buen compás de unos tacones cada vez más cercanos se hacían eco por el hueco de la escalera.
Ese inocente sonido le martilleaba la cabeza. Abrió con dificultad los ojos y se encontró allí tendida, con la cabeza medio encajada entre los barrotes de la escalera, desnuda, con sangre reseca en la manos y con la cruel imagen que la perseguía de frente:

APTO. 601.

Giró la cabeza buscando desesperadamente la puerta de su casa.
Estaba abierta.
Suspiró.
-¿Cómo he llegado aquí?- pensó.
Estaba aturdida. Flashes  de consciencia e inconsciencia  rápidos y astutos se intercalaban en su dolorida cabeza:
-Trafalgar square-
-Isis-
-Déjame entrar-
-Yasser-
-Londres-
-Tabaco-
-muerte-
-Elisa... Elisa...-

-¿Dónde estaba Elisa?-

Aterrorizada se levantó y corrió hacia su apartamento con la esperanza de que Elisa también hubiese formado parte de su sueño.
Atravesó el largo pasillo que conducía al salón, y allí, entre el umbral de la puerta que daba paso a la cocina, sobre un charco de sangre, descansaba el cuerpo sin vida de Elisa.
Junto a ella, el retrato hecho añicos de su hija Olga Lucía y una nota que decía:

“SÓLO QUERÍA RESUCITAR TU SONRISA”
(Aut@r CreatiBea)


Durante su delirio, Olga Lucía había estado en su casa. Pero ¿cómo había entrado?. Seguramente Elisa le había abierto la puerta. Y ¿dónde estaba ahora su hija?. ¿Qué había pasado con Elisa?. Se miró las manos empapadas en sangre y lanzó un grito desesperado que salió amortiguado de su garganta, casi mudo, como si sólo pudiera murmurar los gritos y las palabras. 
   Se arrastró hacia el ordenador descuajaringado en el suelo, junto al retrato roto de Olga Lucía. Comprobó que funcionaba todavía. ¡No se había roto!. Su luz volvía a brillar una vez conectado. Y de nuevo el color azul de la playa desconocida, y la palmera torcida y el agua serena y... un parpadeo sobre el paisaje le daba a entender que tenía nuevo mensaje. Tembló. Tuvo miedo. Pero no pudo aguantar la curiosidad...

"¿HAS VUELTO YA?"

    Alguien sabía, al otro lado de la pantalla, que se había"ido" durante ... ¿cuánto tiempo?. ¿Cuánto había durado el delirio?... Y de pronto le invadió un terror insoportable. "Si alguien sabe que me he ido, ¿sabrá también qué ha pasado con Elisa"...  Se quedó sentada en el suelo, llorando y temblando de miedo, de espaldas a la cocina, donde el cuerpo de Elisa se desangraba...
   "¿Y si ÉL había estado allí?. ¿Y si ÉL había matado a Elisa, en aquella oscuridad, creyendo que era ella?.."...
(autor: Meg)

  He pasado  el relevo de la historia a Mimosa, que sabrá mejorar la historia saliendo del atolladero en que yo la he dejado.