domingo, 8 de abril de 2007

Hola forastero: El regreso

De vuelta en casa, la vida sigue igual. Los madrugones, los deberes de los niños, los próximos exámenes, la factura del seguro del coche (que más inoportuna no puede ser), la nevera vacía, el buzón lleno (de cartas del banco sobre todo), la alergia primaveral y la revisión del coche que falla de embrague... Y para colmo, has adelantado el regreso por la maldita lluvia y el frío...
Pues ponte las pilas, aunque sólo las hayas recargado a medias, porque es lo que hay. Y mejor no llorar sobre hojas muertas. Así que ponte en positivo que es mejor para tu salud. La primavera ha vuelto, aunque sea a ratos; los geranios no se han muerto con las heladas; los exámenes de junio todavía permiten un acelerón para aprobar; salir a cenar los sábados no es tan apremiante si se puede ahorrar un poco; lo del embrague no era para tanto y, al fin, puedes apoltronarte de nuevo en tu sillón favorito, aunque no estés de vacaciones. No hay mal que por bien no venga. El niño, aburrido, abrió un libro y descubrió todo un mundo. Tu mujer, al fin, aprendió a navegar por Internet y tu marido se ha acostumbrado ya a ayudarte en casa.
Porque dicen que, cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Y tras esa ventana, un mundo nuevo. Internet te ha demostrado, mujer, que hay un mundo más allá de la cocina y del salón, que te acerca la cultura, la moda, la actualidad, las novedades en todos los ámbitos. Y tú, macho ibérico, al fin te has dado cuenta de que ayudar a recoger la mesa, retirar la ropa del tendedero o freir un huevo no te hace menos hombre y, además, le permite a ella disponer de más tiempo para su cultura. Y, de paso, los niños ven un ejemplo necesario para acabar con la violencia doméstica...
O sea, deja de quejarte y mira para adelante. Que los rosales ya tienen botones, apetece ya de vez en cuando un gazpacho y alargar los paseos, con el buen tiempo, te vendrá bien para la salud. Y descubre el placer de pasear por el parque con un libro en las manos y sentarte en un banco a leer un rato bajo el sol. Siempre hay un rato libre en medio de tu agenda. A lo mejor tienes suerte y ves pasar alguna ardilla...

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