EL DESCUBRIMIENTO DE UNA NOCHE MÁGICA
Empecé hace muchos años a pasear por el monte y recorrer las viejas cuevas legendarias, donde el vulgo decía que había brujas, encantamientos, misterios... Y en uno de esos paseos me encontré con un ser excepcional, que me enseñó mucho en la vida y me hizo ver en ocasiones las cosas como son y no como yo creía verlas. Conforme pasó el tiempo, empecé a recoger por escrito estas conversaciones en la serranía , porque me ayudaría a cambiar muy lentamente mi filosofía de la vida. Y estas Historias del Bandolero son fruto de aquellas noches mágicas en la serranía, a la puerta de la Cueva de los Lobos y de aquellas conversaciones con un ser de profunda experiencia vital.
Nunca supe si era un vampiro o un fantasma producto de mi imaginación. Me dijeron que, hace muchos años, un bandolero fue abatido a tiros a la entrada de la Cueva de los Lobos por los fusileros del Rey. Me cautivó la historia y subí hasta la gruta, con tienda de campaña, saco de dormir y lámpara de gas...
Nunca supe si era un vampiro o un fantasma producto de mi imaginación. Me dijeron que, hace muchos años, un bandolero fue abatido a tiros a la entrada de la Cueva de los Lobos por los fusileros del Rey. Me cautivó la historia y subí hasta la gruta, con tienda de campaña, saco de dormir y lámpara de gas...
Fue una noche mágica, no sé cómo decirlo. Cuando miraba las sombras que jugaban con la noche bajo las estrellas, se presentó de improviso. No fue una visión. Estaba allí físicamente. El asombro me paralizó y sonrió antes de encender una tagarnina. Luego se sentó sobre una piedra y me indicó que hiciera lo mismo dando palmadas en la misma piedra. Me senté lo suficientemente cerca como para ver todos sus rasgos pero lo bastante lejos para que no me alcanzara. Tenía miedo de sentir el frío de la muerte...
- No soy ningún fantasma ni chupo la sangre a nadie...
Su voz era perfectamente clara, cálida, segura y profunda. Entonces ¿qué era?. ¿Una visión?. ¿Un delirio mío?. No me dijo nada. Solo volvió a sonreirme y se levantó de un salto estirando sus piernas. Se giró hacia la cueva soltando su última frase:
- Pero hay vivos que sí lo hacen. Y en cuanto a mí, no estás delirando. Yo soy yo aquí y ahora. Mañana no sé lo que podré ser.
Recogí la tienda sobrecogida y decidí volver a casa. Pero antes arranqué una rama pegajosa de jara floreada y la dejé pegada a la piedra donde habíamos estado sentados... Tuve la sensación de haber encontrado un amigo jugando con el tiempo y decidí volver otra noche...
(Foto de la derecha de www.linkmess.com)
(Foto de la derecha de www.linkmess.com)
10 comentarios:
Muy bonita la historia, me ha hecho especial gracia lo de las palmaditas en la piedra, invitando a sentarse.
Muy bien contada.
Por cierto, ¿has aceptado ya la invitación del Proyecto Común?.
Si no la has recibido sólo tienes que enviarnos un e.mail a la dirección qeu sale en el blog y te enviaremos de nuevo la dirección, sólo es perder un minuto y a partir de entonces ya podrás publicar tu directamente.
Gracias.
Marta he estado entrando en vuestro blog Proyecto Común desde hace tres o cuatro años. ¿No me recordáis?. Porque, al principio, sí que os inclui algún párrafo. Luego estuvisteis saliendo en mi página home de blogger durante años, como si yo fuera editora del mismo.
Gracias por estar de vuelta. Os haré una visita y chatearemos.
Aquí hay talento para contar historias.
Que interesante, me gusto.
Volveré pronto.
Pues ya nos contarás lo que aconteció la siguiente noche.
Espero impaciente.
Besos.
Cuenta, cuenta, cuenta lo que pasó después porque me dejaste muy intrigada.BESITOS Y SALUDITOS.
Muy bien relatada.
bravo
Estupendo. Bonito relato. Saludos.
http://www.ramonferrera.blogspot.com
Muy buen relato, me gustó mucho.
Un abrazo.
Gracias Rodrigo. La historia del bandolero no ha hecho más que empezar.
Jubilada, Oscar, Perikiyo, Anra, Rodrigo, ya están listos los próximos capítulos. Pero calma, calma... que ya llegarán.
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