viernes, 8 de febrero de 2008

Humor

Un chiste un poco más largo de lo habitual:

(Ring, ring, ring)
- Hospital Xeral de Lugo bos días..
- Buenos días, quisiera hablar con alguien que me de información sobre un paciente que está internado.
- ¿De qué paciente se trata?
- Se llama Antonio Comesaña Otero y está en la habitación 376.
- Un momento, le paso a enfermería.
- Buenos días, habla la enfermera Luisa Casal, ¿en qué puedo ayudarle?
- Quisiera saber las condiciones clínicas del paciente Antonio Comesaña Otero de la habitación 376, por favor.
- Un minuto que voy a localizar al médico de guardia.
- Buenos días, habla el doctor Quirós, ¿en qué puedo ayudarlo?
- Verá doctor, quisiera que me informasen sobre el estado de salud de Antonio Comesaña Otero de la habitación 376.
- A ver, un minuto que consulto la ficha del paciente.
- Bueno, gracias
- Aquí está. Veamos, hoy se alimentó bien, la presión y el pulso se mantienen estables y está respondiendo bien a la medicación por lo que mañana le retiraremos el monitor cardíaco, si continua en esta línea le daremos el alta en dos o tres días.
- ¡Muchas gracias doctor, no sabe usted la buena noticia que acaba de darme!¡Joder que alegría!
- Me alegro hombre, ¿quién es? ¿Su padre?>
- No, no, que va, yo soy Antonio Comesaña Otero y estoy llamando desde la habitación 376, lo que pasa es que aquí todo el mundo entra y sale del cuarto cuando le sale del pito, parece que hablan entre ustedes en chino y a mí nadie me dice un carallo.
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Un hombre es atropellado por un autobús a las puertas de un hospital. Los servicios de urgencia lo recogen y le ingresan inmediatamente. Pero el médico de guardia le reconoce y ve que no tiene cura. El paciente ha entrado en coma y el corazón empieza a fallarle.

Entonces, el médico, desesperado por no poder hacer nada, recuerda el Evangelio y decide imitar a Cristo, a sabiendas que no tiene ya nada que perder. Y pone sus manos sobre el agonizante:

-Levántate y anda...

Y el enfermo se levanta y sale del hospital sano y salvo ante el asombro de todos. Una vez llegado a casa cuenta lo que le ha pasado a su mujer.

- Pero ¿qué te hicieron?.

- ¡Nada!. Ni una puñetera radiografía, como siempre...

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