domingo, 3 de enero de 2010

Historias del bandolero





Dar y recibir


He aprendido muchas cosas del bandolero, desde que me topé con su ¿espectro?, una noche de luna llena en la serranía. Una de ellas ha sido la de no esperar regalos a fecha fija ni poner ilusión en las cosas materiales.

En los días que se avecinan de vorágine consumista, lo más agradable es la búsqueda de las cosas que ilusionan a los que queremos. Y lo más difícil. Porque muchas veces sabemos lo que los demás necesitan, pero no lo que les ilusiona. Sabemos de sus gustos o preferencias, pero desconocemos sus sueños...

La Noche de Reyes, San Valentín, el cumpleaños. Son días de ilusiones , de deseos a punto de cumplirse, de esperanzas sostenidas , de sueños por realizar... Son días mágicos porque todavía no se han cumplido esos deseos o porque hemos despertado de los sueños y seguimos esperando lo que aún está por llegar. Es lo más dulce de tener un deseo. El bandolero lo entiende a su manera sencilla de ver la vida:

-- Esperar es mejor que recibir y soñar mejor que despertar. La esperanza nos alienta, nos hace sentirnos vivos y con futuro... Pero a veces la esperanza se acaba escondiendo dentro de una caja de regalos vacía...

Es verdad. Pasadas las horas felices del descubrimiento, la recogida de los papeles rotos y de las cajas vacías se parece a la deprimente relajación que sentimos después del coito insatisfecho, a la decepción callada,  quizá al sueño ya cumplido que nos ha dejado vacío el almario de los deseos y las esperanzas. Creo que en estos días especiales nos prolongan los sueños y la espera, porque todavía no nos ha golpeado la desilusión. No nos han regalado lo inesperado. No nos hemos decepcionado aún.
Le he llevado al bandolero vino añejo para que llene su bota y una manta de lana de Béjar. Hay fantasmas que no pueden sustraerse a ver cumplidos los deseos mantenidos durante toda una vida...

No estaba en su cueva. Le dejé mi regalo sobre el tronco de madera que utilizaba de mesa en la entrada de la gruta. Cuando salí, encontré un saquito sobre la piedra negra con un papel cosido en el que había dibujado estrellas. Dentro del saquito había semillas de cardamomo, que tan difícil me resulta encontrar en la ciudad para aromatizar mi café.
Mastiqué una de esas pequeñas semillas y volví feliz a casa, con un sabor  entre picante  y dulce entre los dientes y una sonrisa de sueño cumplido.

En esta noche de diciembre, unas semillas de cardamomo me han hecho feliz y me han descubierto que el bandolero conoce muy bien mis ilusiones. Quizá demasiado bien...








4 comentarios:

ANRAFERA dijo...

Muy bonito artículo. Enhorabuena y gracias por exponerlo. Saludos.

meg dijo...

Me encanta que te guste, Anra. Felices Reyes y que el nuevo año haya entrado con buen pie. Un beso.

Musica dijo...

Meg creo que eres la autora de este blog, verdad? Si es asi, mi mas sinceras felicitaciones por el, todas las entradas que pones son muy interesantes y consiguen que me enganche tu blog, y asi leer una y otra y otra entrada!

Como bien dice ANRAFERA esta entrada tambien es muy bonito.

Espero que los Reyes os hayan traido muchas cosas.

meg dijo...

Gracias , Musica. Estas visitas se agradecen porque animan a seguir. Y sí, procuro darle variedad a este blog. Por eso incluyo miles de temas. Para eso lo cree: como un cajón de sastre de cositas que me interesaba encontrar y concentrarlas en un solo blog.
El otro, www.elfogondemeg.blogspot.com está sólo dedicado a la gastronomía (no sólo a las recetas sino a mucho más).

Un abrazo y yo también espero que los Reyes hayan sido generosos contigo.