lunes, 9 de noviembre de 2009

Historias del bandolero





¿CAMBIAR QUÉ?


Me preguntó si había hecho planes como todo el mundo cuando comienza el año. Yo le dije que no. Que ya prefiero no hacerme ilusiones sobre cambios en mi vida que luego no se cumplen.

-- Es que es una tontería. Uno nunca puede vivir una vida nueva. Sólo puede cambiar algunos aspectos de su vida de siempre, la única que se nos da vivir.


Me quedé mirando el horizonte y me acordé de las veces que hemos hecho propósitos de enmienda y volvíamos a los viejos vicios sin enmendar. Me dio la risa, no sé por qué.

-- ¿De que te ríes?. ¿Te has fabricado una vida nueva o qué?.

No. No era por eso. Es que me había acordado de repente de las veces que me he propuesto dejar de fumar, hacer una dieta alimenticia, marcarme una disciplina de trabajo o seguir un calendario de citas con los amigos a los que no veo casi nunca. Se lo dije aguantándome la risa.

-- ¿Lo ves?. Tú misma te ríes de tus propósitos imposibles. Y , además, aunque hubieras dejado de fumar, o de comer, ¿te habría cambiado la vida?.
-- Seguramente sí. Porque se me habría vuelto más dura, más larga, más difícil...sin tabaco ni exquisiteces gastronómicas...
-- Porque seguiría siendo tu vida de siempre, pero más amargada. Todo eso no vale para nada si no disfrutas, si no gozas de cada instante, que es lo que importa... Que hay muertes repentinas, niña.


En ese momento yo disfrutaba con él de un vaso de vino y de unas aceituna sevillanas. Y de ese apelativo cariñoso de "niña". ¿Dios mío ¿cuándo dejé de serlo?.Luego me preguntó si estaba enferma como para privarme de todos esos pequeños placeres, si me iba tan mal en el trabajo como para tener que imponerme una disciplina o si iba a disfrutar más de mis amigos viéndolos con más frecuencia. La verdad es que no tengo más problemas físicos que unos kilos de más, el trabajo no me va mal y cuanto menos veo a mis amigos más los disfruto cuando los veo.

-- Entonces ¿para qué quieres cambiar?.

        La verdad es que para ver si me siento mejor. Pero con sus afirmaciones rotundas me parece que no, Que debo seguir siendo como soy, tener los amigos que tengo contados con los dedos de una mano, comer lo que me apetece y gozar del placer de un buen cigarrillo cuando me lo pida el cuerpo.Y cuando me venga una enfermedad, ya veremos...
      Lo que pasa es que el bandolero no se pone enfermo nunca. Claro, como es un fantasma... un fantasma que no necesita comer ni fumar ni beber. Lo hace para acompañarme, no porque lo necesite. Y todo lo que tenía que cambiar ya lo cambió en la otra vida, la que vivió aquí en el mundo. O se  lo cambiaron aunque él no quisiera...

      Algún día tendrá que contarme esas historias de su pasado...







12 comentarios:

Elisa dijo...

Hola Meg,
Qué lindo! Para reflexionar y empezar .... el lunes.
Cuando llega fin de año, indefectiblemente se hacen balances.
Preguntarse a donde uno va, de donde se viene...
Saludos y buen comienzo de semana
Elisa, Argentina

Palmiro dijo...

Qué lindo, sí, y qué cierto. Cuanta verdad en esa reflexión sobre la imposibilidad de ser otro o ser distinto. Con todo lo de verse los amigos es cosa a reconsiderar. Creo que hay una comida largamente aplazada que quizá ya esté a punto.

meg dijo...

Gracias Elisa. Es que esto lo escribí el pasado fin de año. Y vale igual para cada año.

meg dijo...

Palmiro, es que no podemos cambiar la esencia de nuestro ser. Podemos aparentar, fingir, actuar. Pero no dejaremos de ser nosotros...

Así que organiza esa comida con tus amigos ya, porque a veces entran las ganas de verlos y hay que encontrarlos.

Un abrazo.

PHER dijo...

Yo diria que si es por salud, si habiria que cambiar, pero, es mejor tomarse la vida como viene, y sacarle el maximo paritido a cada momento, a cada cosa, de las buenas, disfrutarlas, y de las malas, para aprender de ellas. Nunca hay un todo bueno, como tampoco un todo malo, lo malo, es lo que hay que cambiar, y lo bueno, dejarlo como esta, ¿no?...

Un saludo

ANRAFERA dijo...

Ser tal cual, con sus defectos y sus virtudes...y de cambiar, que sea para bién.
Saludos.
http://www.ramonferrera.blogspot.com

meg dijo...

Pher, la verdad es que los buenos propósitos hay que hacerlos, para corregir lo que no nos gusta de nosotros mismos. Pero tampoco nos debemos tomar como una tragedia el no cumplirlos. Tienes toda la razón.

Gracias por tu visita.

meg dijo...

Anra, eso es lo que quiero decir, a fin de cuentas: que nos debemos de gustar como somos. Si podemos mejorarnos, bien, y si no pues aceptarnos con nuestros defectos. Convertir en humor lo defectuoso...

Por mi parte, vivan los michelines...

Perikiyo dijo...

Una conversación muy interesante.

Lo que pasa, es que el bandolero ya está de vuelta de todo, y no tiene los pájaros en la cabeza que tenemos los que aún estamos a medio viaje.

Espero con paciencia las historias del pasado de este bandolero.

Besos.

meg dijo...

Y del presente, Perikiyo. Conforme vayamos sabiendo su pasado, ella irá perfilando su presente y madurando.

sagitaire17@gmail.com dijo...

Personalmente,hace tiempo que decidí dejar eso de las buenas resoluciones de fin (o principio) de año.¿Para que?Nunca la cumplo,acabando sirviendo solo para dejarme con un muy molesto sentimiento de culpabilidad...Las cosas que quieres cambiar en tu vida,hay que cambiarlas cuando hay algo en ti que te dice:no puedes seguir así.No en momentos "preestablicidos".
Un abrazo.

meg dijo...

Totalmente de acuerdo, Sagitaire. Pôr eso a mí me molestan tanto las fiestecitaS de nochevieja. Porque parece que todo el mundo está oboligado, por decreto, a divertirse, emborracharse, despendolarse... Y a mí no me resulta agradable la diversión obligada.

Por eso yo celebro las cosas cuando me apetece. Sin más.

Y no hago propósitos de enmienda nunca. Sólo tomo una decisión y empiezo y punto.