lunes, 6 de abril de 2009

Sal o pimienta




EXISTEN LAS REPÚBLICAS BANANERAS

Creíamos que ya no. Que aquellas repúblicas retratadas por Woody Allen en "Bananas" habían desaparecido, dejando paso a países más o menos democráticos y más o menos modernos. Pero no es verdad. Hay repúblicas que siguen siendo bananeras, cocaleras y de chiste. Y nos lo demuestra algo nunca visto: un presidente, un jefe del estado, la máxima dignidad del país, en huelga de hambre... ¡¡¡contra el Congreso elegido democráticamente!!!.

Pues sí. El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, se ha declarado en huelga de hambre para conseguir que la Camara admita a debate una nueva ley electoral en la que se permita la reelección de los presidentes. Lo que le permitiría volver a presentarse a los comicios de fin de año. Y empezar así la escala hacia la perpetuación en el poder tan bien conseguida por Fidel Castro y Chávez. Pero en su caso quiere la legitimación del Congreso. Hay quien ha dicho que la huelga es un montaje del propio Evo. Porque no es tonto y no va a permitir que el tiro le salga por la culata.

De momento, la oposición ha accedido a debatir la nueva ley electoral en el Congreso. Pero ha puesto una condición que Morales ha tenido que aceptar: elaborar de una vez un censo biométrico de la población, para evitar los fraudes ante las urnas y acabar con la "inexistencia" jurídica y registral de más de la mitad de la población. Bolivia está entre los países que no sabe cuántos habitantes tiene. No hay censo fiable de su población. Y, por tanto, son imposibles unas elecciones transparentes, como denuncia la oposición.

Estamos expectantes ahora por el paso siguiente del presidente boliviano. Evo Morales, atípico en el ejercicio de su presidencia, puede salir por los cerros de Úbeda si no consigue lo que quiere, que es lo mismo que tienen Castro y Chávez pero con el respaldo del pueblo a través de sus representantes.

O sea, que sí, que siguen existiendo repúblicas bananeras en el sur de América. En algunas, el mismísimo presidente se pone en huelga de hambre contra el Congreso... Pero afortunadamente el pueblo es siempre más sabio que sus políticos. Y los bolivianos acabarán asumiendo que la política es el arte de inventar una idea y un interés particular y convencer al pueblo de la necesidad de materializarlos. Pero los ciudadanos, generalmente, no se deja engañar... y el tiempo pone las cosas en su sitio.

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