lunes, 12 de abril de 2010

SE HACE CAMINO AL ANDAR




RONCESVALLES-PAMPLONA


  Es la ruta de los lamentos de Roldán, de las lanzas floridas carolingias, de traiciones y  sonidos agónicos que lleva el eco.  En Valcarlos, la antigua Ostabat, la antigua Luzalde dedicada a Lug, el Dios sin Nombre de los iberos, descansó Carlomagno esperando a su prefecto Roldán y a los Doce Pares de su reino,  que nunca llegaron. Allí suavizó la espera jugando al ajedrez con Ganelón, el traidor que vendió a su ahijado por un poco de gloria.

   Es el valle donde animales, árboles y piedras se estremecieron al escuchar el olifante de Roldán, pidiendo ayuda a su rey cuando se encontró acorralado por el enemigo. El cuerno que todo caballero debe llevar en la batalla, en justas y en cacerías, hecho habitualmente de colmillo de elefante o de cuerno de buey. Pero el de Roldán era especial: estaba fabricado con el cuerno del uniconio. Nadie se cree que este animal mítico existiera, pero hay una constancia escrita que revela que lo poesía Elmidán, el hermano del rey Guitalin de Sajonia, a quien Roldán se lo sustrajo. 

   Consiguió así un cuerno que sonaba distinto de los demás, su sonido llegaba mucho más lejos, y sonaba diferente según fuera el estado de ánimo de quien lo tocaba.  Pero tenía una maldición: traía la desgracia a quien lo hubiera conseguido con malas artes y a los espíritus indignos.El sonido extraño del olifante de Roldán fue el que alertó a Carlomagno del peligro en que se hallaba su prefecto que, según la leyenda, de tanto esfuerzo por hacerlo sonar murió con las venas reventadas, junto a su enemigo el rey Marsilio de Zaragoza, su fiel Oliveros y los Doce Pares del reino..  (Foto: panageos.es)(Pintura: hotelsanchoabarca.com)

   Entre hayedos y robledales se baja hasta Roncesvalles,  donde el Códex Calixtinus sitúa el gran combate entre francos y árabes. Dicen que la Iglesia de Roncesvalles (arriba) está construída precisamente sobre la gran piedras en la que Roldán intentó romper su espada Durandarte cuando se vio derrotado. Carlomagno mandó levantar una Cruz de Piedra que allí permanece vigilante recordando la tragedia.  La antigua Hospedería y Hospital de Peregrinos (arriba, junto a la Iglesia) hoy es una Colegiata que guarda tesoros sorprendentes: la Preciosa, el evangeliario del siglo XII de los Reyes de Navarra, el relicario de esmaltes llamado "El ajedrez de Carlomagno", sobre el que jugaron la partida el rey franco y el traidor Ganelón. Y la gran esmeralda del moro Miramamolín, derrotado en la batalla de las Navas de Tolosa, una de las gemas más grandes del patrimonio español. También guarda la Sagrada Familia de Morales, o las babuchas del obispo Turpín, el mítico protagonista del Códex.  Allí permanece  el sepulcro de Sancho  el Fuerte, del siglo XII, que llama la atención por el tamaño de su estatua yacente: 2,25 ms. que era la estatura real del monarca lo que le acarreó el apodo.  Junto a su sepultura, cuelgan las mazas de hierro y las cadenas con que rompió las murallas del castillo de la Navas que defendía Miramamolín.

    Caminando hacia Pamplona atravesaremos Larraosaña, lugar maldito por ser concentración de agotes, los leprosos que expulsaban de las villas y urbes y concentraban en lugares aislados e inhóspitos. Loa hayedos aquí se vuelven más smbríos y oscuros que el resto del valle del Baztán. Podemos pedir a los lugaremos una rotilla madlita y continuar el camino con la alifara o merienda en la mochila. Reconfortados entramos en la antigua Pampilonia o Pompaelo  en honor de Pompeyo. La ciudad que resistió a Carlomagno y acogió al gigante árabe Argolando, del que oiremos hablar en distintas etapas del Camino.

   En el antiquísimo claustro de la catedral, el caminante  se encontrará con la antigua Cocina gótica del Peregrino, con cuatro chimeneas de 27 ms. de altura y un tragahumos central.  Allí se cocinaron en tiempos medievales cientos de raciones diarias para las interminables oleadas de peregrinos que llegaban a la capital navarra. Y en el interior del templo, las tumbas de Carlos III de Navarra y su esposa Leonor de Trastamara, retratados fielmente  por el escultor en los rostros de sus estatuas yacentes. 

   Y completada esta etapa, el peregrino puede darse al buen yantar y al descanso merecido, esperando que las leyendas malditas no le traigan pesadillas. Que también pueden traerlas  las pochas a la navarra si el caminante se atreve a comerlas antes de acostarse.


8 comentarios:

FRAN dijo...

soy amante de la naturaleza,la historia y me encanta hacer senderismo, pero por desgracia todavía no he podido hacer el camino de Santiago, solo espero qué algún pueda hacerlo y disfrutar del camino...
Estas historias y leyendas me encantan, pues son lo que hace que esta ruta tan antigua sea tan atrayente todavía para tantas personas.
Me ha encantado este post, gracias y un saludo.

Robert A. Larrainzar dijo...

Hola, genial compañera Meg!!! Te dejo el comentario agradeciéndote con cierto retraso el premio Vale la pena que me diste. Decirte que acabo de publicar un relato dedicado a ti y a los compis que me han otorgado premios recientes en la pasada semana y media. En cuanto puedas, te pasas. Te aseguro que será una velada espantosa, ja ja.

madroca dijo...

Una gran entrada donde he disfrutado de la leyenda, de ese camino y de la lectura de todo el texto envolviendo el deseo de poder algún día realizar ese camino.
Un saludo

meg dijo...

Fran, pretendo despertar, precisamente, el interés por hacer el Camino. Es inolvidable.

A ver si lo consigues. Un beso y feliz semana.

meg dijo...

Robert, gracias por dedicarme un relato. Me emociona que hayas creado una historia para asustarme mucho. UUUyschh . Enseguida voy a verte.

Un beso y gracias de nuevo.

meg dijo...

Miguel Angel, me alegraría que te animaras a hacerlo. Es inolvidable, ya digo. Un beso y feliz semana.

ANRAFERA dijo...

Que buena entrada. He disfrutado mucho leyendola. Estupenda la historia que expones. Gracias, meg. Feliz Semana. Saludos.

meg dijo...

Ramón, me alegro de que te haya gustado. Espero que te haya despertado la curiosidad de hacer el Camino. Un beso y hasta mañana.