La Torre de la Vela se ha puesto un crespón negro y ha enmudecido la campana que tañió por la llegada de Isabel y Fernando, hace cinco siglos. Se ha ido el Pijón del Albaicín, el que soñaba la Alhambra, y Graná entera está de luto. "Negro, si tu supieras la que has armado con tu marcha". Has dejado huérfano al mundo del flamenco, donde "canta la prima y llora el bordón". Has provocado que el tiempo callado se vaya hora tras hora... Y han enmudecido el cante jondo y el agua sonora de las fuentes de la Alhambra. Y me ha contado en sueños García Lorca que el Camborio ha tirado su vara de nardos y se han callado los niños del Brooklin Bridge que tú buscabas en Nueva York, tras rememorar a Manuel de Falla en el Lincoln Center. ¡Qué descubrimiento hicieron de tu mundo los neoyorkinos!.
Y yo te descubrí, Enrique, en Las Cuevas del Nemesio, de Madrid, dode tú empezabas fuera de Granada, detrás del Teatro de la Latina donde las chicas de Colsada reunían a las masas de maridos hambrientos de muslos abiertos en los años 60. Te descubrí gracias a mi amigo Juan Villarín, cuando salíamos tarde del periódico, turno de noche... "Vente conmigo, que vas a oir el mejor flamenco del mundo. A esta hora, cuando ya se ha ido el público, es cuando los cantantes se encuentran a gusto y con una botella de Fino en el cuerpo. Es cuando mejor cantan". Y ¡ cómo cantabas, Enrique...!. ¡Quién te iba a decir entonces que revolucionarías al mundo intelectual madrileño, años después en el Ateneo de Madrid, envuelto en las cuerdas de la guitarra de Manolo Sanlúcar!. En Sevilla, entretanto, se enredaban el cante y las cuerdas de Paco de Lucía y el Camarón...
Ahora estarás echándole un pulso a tus maestros, que se estarán quitando el sombrero ante el discípulo magistral: Jacinto Almadén, Juan Varea, Perico el del Lunar o Bernardo el de los Lobitos... ¡Ay Negro, si tú supieras el vacío que dejas aquí...!. Menos mal que queda tu obra, y que ahora, más que nunca, estamos obligados a escuchar tu "Omega" final, a veces macabro, que grabaste salpicando de rock duro el cante jondo, escandalizando a los puristas trasnochados y apolillados, que ya ni siquiera son capaces de entonar una soleá o una seguiriya con sentimiento. Hacía ya muchos años que te habías alejado del Alpha... Y habías sido capaz de cantar una Misa Flamenca ... que pocos podían...
Con el tiempo callado que se va hora tras hora, nos viene tu recuerdo con la música intangible e inmortal incluyendo una petenera. Ahora ya no da mal fario, Enrique. Y los que nos quedamos aquí suspirando jondamente, queremos acompañar -si es que se puede- a Aurora y agradecerte que hayas dejado iluminado el futuro con una brillante Estrella...
Seguramente ella recogerá tu herencia y cantará una caña -la copla más difícil del cante jondo- como tú, aunque no tenga cerca la guitarra de ManoloSanlúcar, como la tuviste tú en esta ocasión:
4 comentarios:
Su voz seguirá sonando, descanse en paz, tras esta semana de larga agonía.
Nunca perderemos su voz. Trecce. Es lo bueno de los artistas: siempre nos queda su obra. Y su voz perpetuada en ese adelanto tecnológico de hoy que es la grabación sonora. Un beso.
Emotivo y bonito homenaje a este grande del cante. D.E.P. Saludos meg.
Ramón
Gracias Ramon. Era un fenómeno. Un beso y feliz semana.
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