lunes, 23 de julio de 2007

Sal o pimienta

Sigo mi costumbre de presentaros personajes que deberían multiplicarse. Por su labor inigualable, por su sabiduría, por su humanidad o por sus conocimientos específicos. Uno de ellos es Emilio Lledó, filósofo y catedrático, de 80 años. El Periódico de Cataluña ha publicado una entrevista en la que el lúcido profesor revela que, ya jubilado, ha vendido su coche para ver la vida, caminar, observar a la gente y descifrar su lenguaje abstracto. "La gente se considera ciudadano de a pie, pero son ciudadanos de a rueda. Yo sí soy ahora ciudadano de a pie y de a metro"...

Dice haber descubierto en la madurez que "la vida está llena de rincones que invitan a la felicidad... dialogando con los libros, oyendo música, visitando museos". Más adelante filosofa sobre la infelicidad de hoy y se pregunta cómo es posible que exista Guantánamo después de la Ilustración. Se pregunta también cómo hay tanto pícaro y sinvergüenza suelto a quienes "sólo mueve la avaricia y la ignorancia y no entienden que no se puede reducir todo a ganancias. El templo de la ganancia hay que cargárselo y reivindicar al hombre de calidad frente al sirvengüenza". Para conseguirlo advierte que sólo existe la educación, formando seres humanos libres, racionales y optimistas ante la vida. Critica a las universidades por "formar jóvenes para ganarse la vida y no transmitir el amor por aprender. Están matando la creatividad. La obsesión por ganarse la vida es la manera más fácil de perderla". ¿Es suficiente?. ¿A que hay personas que tendrían que multiplicarse, para que el mundo anduviera mejor?.

0 comentarios: