lunes, 26 de noviembre de 2007

Cinemateca

Las bromas de Alfred Hitchcock.

No escasean los bromistas entre actores, directores y trabajadores de Hollywood. Uno de los más crueles bromistas fue Alfred Hitchkock. En una ocasión invitó a una gran fiesta de disfraces a un estirado actor inglés que le caía mal. El actor se presentó en la fiesta disfrazado de guerrero escocés. Pero cuál no sería su sorpresa al descubrir,en ese momento, que la fiesta era de etiqueta, no de disfraces y tuvo que aguantar las miradas despectivas las carcajadas de los asistentes.

En otra ocasión apostó con uno de los mozos del estudio el sueldo de una semana a que no era capaz de pasar una noche esposado a una cámara en un estudio vacío y a oscuras. El chico aceptó. Entonces el director le esposó a una cámara y le dio una buena copa de coñac para que pasara la noche. Al día siguiente encontraron al muchacho abochornado y sentado sobre una inmensa mancha de excrementos. Hitchcock había echado en el coñac una dosis doble de laxante. Y el muchacho pasó la peor noche de su vida. Pero... ganó la apuesta.

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