lunes, 14 de enero de 2008

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Un libro: "FIRMIN" .- Sam Savage .- Ed. Seix y Barral/ Biblioteca Formentor.- ISBN: 978-84-322-2824-7 .-

Un libro divertido que sigue la utopía de las ratas humanizadas, difundida por la deliciosa película "Ratatouille". Sinopsis: La rata Firmin, nacida en el sótano de un viejo edificio en cuya planta baja hay una antigua librería, es marginada por sus congéneres y hasta por su propia familia por su afán de cultura. Así las cosas, decide quedarse en su madriguera natal, cuando el grupo rateril emigra del barrio que está siendo derruido para construir una zona residencial. Firmin aprende a leer entre tanto libro viejo, devorando páginas sin cesar. Se convertirá en una rata culta, pero también en una rata solitaria. Acabará entablando amistad con el anciano librero y, después, con un escritor fracasado que vive en el mismo edificio. A medida que va aumentando su cultura, Firmin se va humanizando cada vez más, sintiendo los miedos y las emociones de los humanos. Mientras tanto, el barrio se derrumba, el librero acaba regalando sus libros antes de dejar el local y el escritor muere en un accidente. Firmin vuelve a sentir la soledad, pero su instinto de supervivencia le llevará a buscar nuevos refugios donde pueda seguir cultivando su intelecto. Sólo Firmin quedará en pie, como viene ocurriendo con el devenir de los siglos, cuando todo el barrio haya sido destruido. Pero le queda su creatividad, su afán de cultura y su alma casi humana.

Dice de este personaje Eduardo Mendoza que "Firmin no es un raton humano, sino un ser humano en un cuerpo de rata, lo que lo hace patético, incómodo y sin ninguna concesión al infantilismo". Es una fábula sobre el poder de la literatura, sobre el afán de cultura de un individuo de la sociedad más inculta y sobre el cruce de humanidad entre los seres humanos y los animales. El poder redentor de la literatura convierte a Firmin en un ser humanizado que tiene que vivir bajo las alcantarillas, porque su apariencia le obliga a permanecer en el hábitat de su especie. Pero con el consuelo del recuerdo de lo leído y el afán de búsqueda de nuevos mundos descritos en sustanciosas hojas de papel.

El lector difrutará con las alegrías y las lecturas de Firmin, con su interpretación de los personajes literarios, con el recuerdo de frases inolvidables de libros inolvidables y con el interés por obras nuevas como la que nunca terminará el frustrado escritor que habita en el edificio. Poco más de 200 páginas para devorar en tres o cuatro tardes de invierno.

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