jueves, 14 de febrero de 2008

Sal o pimienta

La lectura ¿cultura o mercancía?.

En España, ha aumentado ligeramente (tan solo un 1%) la actividad lectora. Y las mujeres leen mucho más que los hombres. Así se informa en un balance del Plan de Fomento de la Lectura sobre el período del 2004 al 2007. El perfil medio del lector en nuestro país es mujer joven, urbanita y con estudios universitarios. Y las preferencias se inclinan por la novela.

También se revela en el informe que los jóvenes entre 14 y 24 años son los que más leen: lo hacen un 72%. Los comprendidos entre 25 y 34 años, también pero menos (un 66%). El porcentaje va cayendo conforme avanza la edad, hasta situarse en un 31% de lectoras mayores de 65 años. Una de cada dos personas han comprado al menos un libro a lo largo del año, y 23 millones de españoles han leído un libro hasta el final al menos una vez.

Todos estos datos reflejan un pobre hábito de lectura lo que abona el terreno a una determinada literatura cuya calidad no importe. Lanzar un libro oportunamente puede ser decisivo para su difusión. En el mercado editorial español hay tres momentos anuales en los que los libros se venden más: el Dia del Libro, la Feria del Libro de Madrid y la Navidad. El Premio Planeta también aumenta las ventas de los premiados para esta editorial.

En cuanto a los premios, tan sólo éste parece aumentar las ventas de un libro. En cuanto a los demás premiados, las ventas no parecen ya estar motivadas por el galardón, lo que deja de manifiesto la desconfianza del lector en los premios literarios.

Y cuando los premios manipulados se convierten en "best sellers", la buena literatura empieza a naufragar. Las críticas ya no importan tanto al lector como el boca-oreja, porque el lector sabe que un "best sellers" no implica calidad literaria. Albert Zuckerman, expresidente de la agencia literaria Writers House, considera unos conceptos sociológicos y literarios comunes a todos los "best sellers": que las historias se desarrollen en lugares exóticos, que tengan un argumento muy actual o de moda, y que los personajes principales sean excepcionales pero no héroes sino humanos y con debilidades. Y el autor, pues, para satisfacer a la masa de lectores, pone el adobo que haga falta y un final feliz, sea el que sea.

Hay excepciones que difunden un buen libro entre los lectores selectos. Veáse el éxito, en su momenmto, de "El nombre de la rosa", de "La sombra del viento" o, actualmente, de "El niño del pijama a rayas".

Por tanto, la escritura se ha convertido en un gran negocio del que se benefician los editores y algo menos los autores. El lector es el que siempre sale perdiendo cuando se mercantiliza la literatura. Afortunadamente, el buen lector siempre tiene recursos defensivos...

Aún así, lo dicho: en España se lee algo más que antaño. Sobre todo los jóvenes y las mujeres.

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