viernes, 16 de mayo de 2008

Sal o pimienta


Valores invertidos

La situación es preocupante. Un doctor italiano ha dado la voz de alarma: "En el mundo actual se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y en silicona para mujeres que en la cura del Alzheimer. De aquí en algunos años tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven".
Parece un chiste. Pero no lo es. La lucha contra el Alzheimer avanza muy lentamente mientras los viejos y los no tan viejos van dejándose la memoria, el pasado la familia y las vivencias por el camino. Porque todo eso es lo que se pierde cuando la memoria desaparece...
Aumentan, en cambio, las operaciones de estética: aumento de mamas, corrección de glúteos, nasoplastias por estética, liposucciones, liftings quirúrgicos, implantaciones de cabello... Un dineral que se escapa por las cicatrices escondidas tras la oreja, por el afán de eternizar la juventud.
Desgraciadamente, estas personas que quieren encontrar la eterna juventud, aparentando una falsa imagen, no se dan cuenta de que el tiempo pasa indefectiblemente para ellos igual que para los demás. Y que los estirados de cara no son sino un afán de cambiar de personalidad, de esencia, de alma... Y que, en definitiva, cuando las arrugas aparecen, más tardíamente que en los demás, son más profundas y más marcadas que las de los demás. Y la cara acaba pareciendo una careta de pergamino con una sonrisa forzada que más bien resulta una mueca macabra que el destino les ha dibujado en los labios...
Y, mientras los hombres siguen empeñados en luchar contra el paso del tiempo inevitable, la investigación para encontrar soluciones al Alzheimer, al SIDA, a la fibromialgia o al cáncer avanzan muy lentamente por falta de medios y de médicos. Hoy es más rentable dedicarse a estirar pieles que a vencer la enfermedad. Los laboratorios farmaceúticos esetarán satisfechos. A fin de cuentas, las enfermedades siguen necesitando de medicamentos cada vez más caros.
Lástima de principios. Confiemos en que los valores invertidos vuelvan a su ser y regrese la dignidad escondida, para ayudarnos a aceptar el avance del reloj. Cada arruga en nuestro rostro es una página escrita de nuestra vida y el recuerdo de una vivencia inolvidable... Y eso embellece más que las inyecciones de bótox.

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