viernes, 15 de agosto de 2008

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Un libro:


"HABÍAMOS GANADO LA GUERRA".- Esther Tusquets .- Ediciones Zeta.

El título responde a la primera frase que encabeza la obra, una autobiografía de la autora, con los recuerdos que mantiene desde los 3 años hasta los veinte en que decide abandonar la Falange a la que se había adherido pocos meses antes.
Pero este libro no sólo es una autobiografía de una de las editoras más comprometidas de nuestro país, sino también un retrato fiel y nítido de la Barcelona de la postguerra, a través de los recuerdos de la autora de los años 40 y 50. Su primer recuerdo es la entrada de las tropas franquistas en la Barcelona de Maciá, encaramada en los hombros de su padre y viendo a su madre entusiasmarse ante los franquistas vencedores. Una mujer, su madre, que permanecerá fiel a sus convicciones hasta el final. Y una mujer, su madre, con la que Esther salda una cuenta pendiente, de ausencias, de falta de cariño y de desinterés ante lo que suponga distraerla de las actividades propias de la alta sociedad de la época.
En la obra también destaca en papel principal su padre, un hombre coherente, de actitud flexible y comprensiva, que ejercerá su profesión de médico en una Barcelona dividida entre la alta sociedad y las clases bajas, que tenían derecho a la salud gratuitamente. Y entre ambos, su hermano Oscar, que llegará a ser un afamado arquitecto por disposición de su madre -como Esther llegó a traductora de alemán y licenciada en Letras-. Especialmente divertidos los capítulos dedicados a los colegios donde la autora se educó: desde el Colegio Alemán al de San Alberto Magno (una refundación del Alemán, pero sin connotaciones nazis y germanas) pasando por las monjas de Santa Isabel y otros centros. A lo largo de la obra va descubriendo detalles que no le gustan de la alta sociedad a la que pertenece: el trato a los miembros de servicio de la casa, las críticas sociales, las costumbres ancestrales, el Liceo... Y acaba huyendo de este ambiente claustrofóbico, egocéntrico y antiguo para estudiar su carrera en Madrid, donde empieza a dar rienda suelta a sus ideas antirégimen, cada vez más asentadas. La obra finaliza a sus 20 años, cuando la Universidad se abre como un mundo nuevo y como el final de una etapa de su vida irrenunciable como miembro de esa alta sociedad política y aristocrática de los que ganaron la guerra.
Es una obrita breve, que se lee con gusto, si no te irritan demasiado los incisos larguísimos que la autora acostumbra a insertar en las frases: "Las tesis de tío Juan sí las conocía yo de antiguo --no porque él las aireara, sino porque me picó la curiosidad y me hice con algunos de sus libros, entre ellos "Orígenes de la revolución española" que se vendió muchísimo en su momento y tuvo, según Preston, gran repercusión-- y me parecieron delirantes, un puro disparate impropio de un hombre tan culto e inteligente...". Este defecto irrita sobremanera y, a veces, obliga a volver a la frase principal para recordar qué estaba narrando cuando añadió el inciso...
De todos modos, se recomienda a quienes quieran conocer los años de la postguerra, del franquismo más puro y de una sociedad clasista y endogámica como la barcelonesa.

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