sábado, 29 de noviembre de 2008

Historias del bandolero


La limitación de los sentidos

A veces me gustaría ver más allá del horizonte. Pero no consigo ver más allá de mis narices. El bandolero adivina mis pensamientos y suelta escuetamente:
-- Es que, a veces, se nos rebelan los sentidos.
Y me saca de quicio, a veces, porque no sé lo que oculta detrás de las palabras. Como si ahorrara lenguaje o no quisiera hablar demasiado claro. Sin dejarme tiempo a responderle, suelta su reflexión en voz alta.
-- ¿No te das cuenta de que estamos limitados por los sentidos?. Lo que pasa es nos rebelamos contra ellos y no podemos luchar contra ellos con materia solamente. Vemos lo que vemos. Oímos lo que oímos y sólo podemos decir lo que sabemos expresar con las pocas palabras que conocemos...
Marina ya decía en su "Teoría de la inteligencia creadora" que "el ser humano siempre se ha rebelado contra la limitación de sus sentidos". Es como si lo hubiera leído, pero no. El bandolero tiene su propia filosofía simple, parda, vulgar...
Es verdad que nos gustaría saber expresar nuestros sentimientos y sensaciones exactamente como las percibimos, ver más allá del horizonte de los ojos del ser amado, oir abrirse a una flor, sentir entre nuestros dedos la vida que porta el polen de una rosa o atrapar una sola gota de agua en la palma de la mano. Estar limitados por nuestros propios sentidos, al cabo nos parece estar enjaulados en una cárcel de carne y huesos que nos impide llegar con la mente adonde no llegan los sentidos.
Pero eso de momento nos está vedado. Habrá que esperar a ver, oir, hablar y sentir exactamente lo que vivimos y sentimos cuando estemos al otro lado de la vida...



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