domingo, 5 de mayo de 2013

SAL O PIMIENTA


                                                                              VS.

      


La compañía farmacéutica número uno del ranking mundial, Pfizer, está haciendo lobby contra la decisión del presidente de Estados Unidos (EE.UU.) Barack Obama. El motivo es un programa del gobierno estadounidense que ayuda a los médicos a seleccionar los fármacos que recetan a sus pacientes.
Lo hace mediante consultores independientes que visitan a los médicos, los farmacéuticos/as, enfermeras/os y otros profesionales del sistema de atención de salud en todo el país para compartir información imparcial y no comercial sobre los medicamentos y otras opciones terapéuticas. Se promueve así la prescripción por principio activo y los fármacos genéricos, más baratos. 
Esto no gusta a las compañías especializadas en vender medicamentos de patente, más caros, con reacciones adversas menos estudiadas y/o desconocidas por llevar poco tiempo en el mercado y por lo general no tan novedosos como nos quieren hacer creer. Pfizer, que apoyó el programa Obamacare en 2010, ahora está trabajando para presionar a los legisladores de Washington e intentar derogar el programa académico.
Este programa es muy similar al proceso mediante el cual los representantes de las compañías farmacéuticas -los visitadores médicos- visitan los consultorios médicos para lanzar sus nuevos productos farmacéuticos. Solo que al revés, en vez de promover los fármacos más caros se intenta conseguir un ahorro. En España ha existido un programa muy similar auspiciado por el Gobierno de Extremadura. Dependía de la Oficina de Evaluación de Medicamentos pero cambió el Gobierno y el nuevo equipo cesó al responsable de la Oficina.
En esta “guerra por la salud” los propios accionistas e inversores de Pfizer han denuncian al laboratorio por falsear datos de seguridad en un ensayo clínico, lo que provocó fuertes inversiones en la empresa que les hizo perder dinero y han pedido compensaciones por ello. A la vista está que una de las soluciones a la enorme corrupción sanitaria que se promueve mediante la visita médica es que las administraciones asuman su obligación de formar ellas a los profesionales.

(Publicado por Miguel Jara (@MiguelJaraBlog) el 3 de mayo de 2013)



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