viernes, 11 de mayo de 2007

Hola, forastero:

En Madrid acaba de clausurarse la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. No sé si te has dado una vuelta por el Paseo de Recoletos, como vecino o como forastero que ha venido a hacer turismo o negocios. Los libros de viejo tienen un encanto especial, no sé si lo has notado. Tienen un olor, un atractivo y una esencia que han dejado las manos que los tocaron antes, los ojos que los leyeron antes, los labios que los hicieron sonar antes leyéndolos en alto y la personalidad de quienes los poseyeron antes. Estos libros, además de su valor intrínseco como literatura (buena, mala o regular, que no voy a entrar en calificaciones), tienen el valor que sus dueños anteriores quisieron darles. Algunos llevan una dedicatoria escrita en letra inglesa: "Para Evita, con cariño de su padre"... Y Evita seguramente tendrá ya setenta años, o se habrá muerto dejando impreso en el libro el amor paternal y su recuerdo. Eso también vale. Al margen de las primeras ediciones, de ejemplares raros y de obras raras o perdidas, los libros de viejo, 'de lance' como los llaman los libreros, tienen menos valor. Están usados. Están escritos, algunos. Están deteriorados. Algunas hojas tienen dobleces... Pero así el libro tiene un valor añadido: el uso constante que lo envejeció (señal de que lo leyeron mucho), la dedicatoria de alguien que lo compró con todo el amor del mundo, el recuerdo de aquel beso que lo hizo caer a la tierra del jardín o las dobleces que su dueño hizo, cuando interrumpía su lectura. Los marcapáginas ahora te los regalan en las librerías. Hace cien años, la nobleza y la clase alta tenía los suyos, los ex-libris, con sus lemas en latín y sus escudos. La gente normal, doblaba las hojas por el ángulo superior externo y así sabía dónde 'se había quedado'. Y esos dobleces también tienen valor. Porque nos dicen cuánto leía su dueño cada vez: si sólo tres páginas, (lo leía a escondidas o a salto de mata), o veinte, (dedicaba tiempo a leerlo con placer). Un libro viejo dice muchas cosas. Pero sobre todo nos cuenta historias misteriosas de personas que ya no están, pero que siguen vivas entre sus páginas porque dejaron en ellas sus deseos, sus sueños y su saliva al pasar las hojas. Y eso también mantiene vivo un recuerdo, aunque no haya nadie para recordarle...

0 comentarios: