jueves, 11 de octubre de 2007

Cocinerías

Historia de la sopa más antigua de la cocina española

LA SOPA DE AJO:
Cuentan los historiadores que ya se consumían en la España Occidental por los guerreros vacceos antes de entrar en batalla con la Legio Séptima Gémina de Roma. Tomaban un "cocimiento de ajos" de madrugada, que les daba vigor para la batalla.

Ha llegado hasta hoy con pocas variaciones y, antaño, se servían en la 'recena' o 'resopón', que era el tentempié o segunda cena que tomaban los trasnochadores y los que salían de la última sesion del teatro. De ahí la costumbre de tomar sopas de ajo de madrugada en las frías noches de Navidad o en las fiestas tradicionales y eran obligadas en las bodas aldeanas.

Es un plato fácil de preparar: se sofríen cinco o seis dientes de ajo y, cuando están dorados, se rehogan en èl rebanadas de pan del día anterior. Se retira la cazuela de la sartén y se añade pimentón removiendo bien el guiso. Luego se vierte agua y se deja cocer unos minutos. Finalmente se añade la sal y se deja reposar. En el sur le añaden cominos majados.

La popular sopa tiene distintos nombres según su cochura y la zona geográfica. En Cádiz, esta sopa se llama "sopa de gato" y se sirve solamente el caldo con el pan, sin especia ninguna añadida. En Galicia es el "aigo boulido" y lleva una pizca de azafrán y laurel en el sofrito inicial. Si se le añade huevo duro picado, se suele llamar "ajo caliente" y el "ajo batido" se consigue cuando se majan bien los dientes de ajo, en lugar de cortarlos en láminas, con el pimentón y el pan y, finalmente, con el caldo consiguiendo así un fino puré. En Castilla se le añade un huevo escalfado y unos taquitos de jamón, y se llama "sopa castellana". Y en otros lugares del centro peninsular, se le añade un huevo batido y se revuelve con el caldo, para que finalmente quede cuajado en hebras amarillas.

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