Historias desde el mirador

Hacía mucho que no bebía una taza de chocolate caliente. Y menos con el desánimo de tener que buscar una salida a su situación. Había perdido el disco óptico con todas los datos del proyecto. Podía haber sido en el metro, en el autobús, en la calle o en el despacho de alguna secretaría. Lo importante es que, no podría presentar el proyecto mañana.

Se bebió la taza de chocolate y miró por el ventanal de la cafetería. El mendigo que le pidió un euro seguía allí, acurrucado bajo el escaparate de la tienda de caramelos. Recordó la ternura que le provocó tiritando por el frío y la lluvia. Se calentó las manos heladas con la taza caliente y vio que había abierto el paraguas que le había regalado para que se resguardara de la lluvia que empezaba a caer. Él estaba cerca de casa, una casa caliente adonde regresar cada día.

No podía vencer la desesperación. No tenía nada con qué redactar el proyecto. No había guardado en la memoria ninguno de los datos apuntados. Y mañana, en la junta pasaría el peor día de su vida, viendo cómo se hundiría todo su prestigio profesional. Quizá fuera mejor no ir. Dejar la incógnita de la razón de su ausencia. Y empezaría a buscar empleo. La verdad es que ya era hora de hacerlo. Estaba demasiado agobiado ya en aquella empresa. Tenía que cambiar de vida, de trabajo y hasta de coche. Y qué mejor ocasión para hacerlo.

Pagó el chocolate y salió. Volvió por donde había venido camino de casa. Al pasar junto al mendigo, éste le llamó con una voz queda. Y le tendió un sobre con su mano ennegrecida. "Se le debe de haber caído dentro del paraguas y al abrirlo...". Cogió el disco como un tesoro. Se le hincharon de alegría los ojos y buscó veinte euros para darle, pero el pobre se lo rechazó. "Ya me ha hecho el favor del paraguas"...

Bueno, ya no hacía falta el cambio. Podía aplazarse unos meses o un par de años. De momento, estaba convencido de que podía aguantar aún más la presión en la multinacional. Se frenó a unos pasos del portal. ¿Por qué no ahora?. Se acercó a la farola y arrojó a la papelera el sobre con el CdRom. Mañana será el primer día de su nueva vida...