miércoles, 4 de junio de 2008

De vez en cuando un poema


FLOR DE LUZ (Rubén Darío)


Margarita, está linda la mar,
y el viento lleva esencia sutil de azahar.
Yo siento en el alma una alondra cantar: tu acento.
Margarita, te voy a contar un cuento.
Este era un rey que tenía un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día y un rebaño de elefantes;
un trono de malaquita, un gran manto de tisú,
y una gentil princesita, tan bonita Margarita, tan bonita como tú.
Una tarde la princesa vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa y la quiso ir a coger.
La quería para hacer decorar un prendedor,
con un verso y una perla y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas se parecen mucho a tí.
Cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella bajo el cielo y sobre el mar
a cortar la blanca estrella que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba por la luna y más allá.
Más lo malo es que ella iba sin permiso de papá.
Cuando estaba ya de vuelta de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: - ¿Qué te has hecho?- Te he buscado y no te hallé.
¿Y qué tienes en el pecho que encendido se te ve?.
La princesa no mentía y así dijo la verdad:
--Fui a cortar la estrella mía a la azul inmensidad.
Y el rey clama: --¿No te he dicho que el azul no hay que tocar?.
¡Qué locura!. ¡Qué capricho!. El Señor se va a enojar.
Y dice ella: --No hubo intento. Yo me fui no sé por qué,
por las olas y en el viento, fui a la estrella y la corté.
Y el papá dice enojado: --Un castigo has de tener.
Vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver.
La princesa se entristece por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece sonriendo el buen Jesús
y así dice: -- En mis campiñas esa flor yo se la dí.
Son las flores de las niñas que, al soñar, piensan en mí.
Viste el Rey ropas brillantes y, luego, hace desfilar
cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar.
La princesita está bella, pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar guarda, niña, un gentil pensamiento
de quien, un día, te quiso contar un cuento.

0 comentarios: