Dir.:Michael Caton-Jones.- Int.: John Hurt, Hugh Dancy, Dominique Horowitz, Claire Hope Ashitey, Steve Toussaint.
Sinopsis: Joe Connor (Hugh Clancy) llega a Ruanda para dar clases en una escuela dirigida por el padre Christopher (John Hurt), comprometido con una causa humanitaria. Cuando estalla el conflicto entre tutsis y hutus, la escuela, ocupada por las tropas de interposición de la ONU, se convierte en un campo de refugiados para miles de tutsis que intentan escapar del genocidio.Marie, François, Mark y muchos otros padres de alumnos y profesionales del poblado, confían en el padre Christopher, en Joe y en las tropas de la ONU que tienen orden de no intervenir en el conflicto, sino sólo de vigilar el proceso de negociaciones de paz. Cuando las tropas internacionales reciben la orden de evacuación, llevándose sólo a los europeos de la escuela, Joe y el religioso se ven en la obligación de elegir entre escapar de la muerte o quedarse con los refugiados.
La película es una bofetada a la conciencia que echa en cara la indiferencia del mundo occidental ante los genocidios o las hambrunas del tercer mundo. La periodista británica que intenta hacer un llamamiento sobre la situación de la escuela, filmando el horror y entrevistando al miedo, pone el acento de la insensibilidad occidental: "Lloré en Bosnia. Porque cuando veía una anciana asesinada veía en ella a mi abuela. Pero aquí sólo veo africanos negros muertos."... El mismo título de la película responde a uno de los diálogos más impactantes del filme, que llega incluso al borde de la incredulidad. El jefe de las tropas de la ONU decide disparar a los perros que se están comiendo los cadáveres del otro lado de las alambradas de la escuela, porque van a provocar un problema de salubridad... La crisis de fe del padre Christopher que le lleva a tomar su decisión final también deja un golpe a las conciencias: "Nos preguntamos dónde está Dios. Pues también está aquí pidiéndonos un poco de serenidad y sacrificio". El odio entre dos etnias enfrentadas secularmente que se ve claramente en una pregunta del farmaceútico: "El niño ¿es hutu o tutsi?". La inexplicable frialdad del militar que se abstiene de intervenir para cortar el horror y el genocidio, acusado por el padre Christopher: "¿No es Vd. capaz de mandar las órdenes a la mierda y de comprometerse interrumpiendo todo ese horror?"....
La realización del filme es impecable y el número de extras reclutados resulta impresionante, sobre todo en las últimas escenas. El horror y el miedo quedan plasmados perfectamente en los gestos y en las miradas de los actores secundarios. Marie, la deportista de la escuela (Claire-Hope Ashitey), sabe expresar con sus ojos el miedo, el desprecio, la duda, la incompresión... El terror de los machetes alzados se mantiene en toda la película y el sufrimiento interno provocado por la conciencia adormecida también... En resumen, una película para ver con la conciencia despierta y sin palomitas. Se pueden indigestar.
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