lunes, 10 de noviembre de 2008

Curiosidades de la Historia


Un sádico, máximo representante de Fernando VII en Cataluña.

Fernando VII fue uno de los Reyes más criticados y odiados de la Historia de España, a pesar de que fomentó algunas Bellas Artes y embelleció el Parque del Retiro madrileño, entonces propiedad de la Corona. Primero el Deseado por el pueblo, que odiaba al extranjero José Bonaparte, a quien impuso en el trono español su hermano Napoleón, y luego el Absolutista, al conseguir imponer su sola autoridad por encima de la soberanía del pueblo reconocida en la Constitución de Cádiz, que derogó a su regreso a España. Y en ese período que muchos han llamado el de la "Real Gana", por la forma de actuar del monarca, supo rodearse de zalameros, radicales y hasta personajes que rayaban la locura.
Uno de estos, considerado el hombre más radical del absolutismo, fue el general Carlos de España, destinado en Cataluña en 1827, para controlar y encarcelar a los ultrarrealistas que se habían sublevado contra el Rey, al grito de "¡Viva la Inquisición!" y a favor del infante don Carlos, a quien querían sentar en el Trono por considerar que Fernando VII era... ¡demasiado liberal!.
El general De España llevó a la tortura y al patíbulo a cientos de sospechosos y se cuenta que, cuando morían, solía bailar alrededor de su cadáver.
Cuando acudía a la Iglesia, solía permanecer todo el oficio religioso con los brazos en cruz y, en cuanto a su hogar y su familia, actuaba con la misma rigurosidad o más que con sus soldados, pr0longando el cuartel hasta el hogar. Si su hijo de ocho años no se levantaba a la hora prevista, lo despertaba con una banda de tambores en su propia alcoba, lo que aterrorizaba al niño que se levantaba despavorido sin saber lo que ocurría.
A su hija de doce años la condenaba, si no hacía bien su labor, a estar en el balcón con una escoba al hombro, haciendo guardia durante horas incluso en invierno. Y a su mujer, cuando consideraba que no había hecho bien las tareas del hogar, la arrestaba en casa durante unos días, poniéndole guardia en la puerta para no saliese a la calle por motivo alguno.
Estos eran los servidores de confianza de Fernando VII, el Deseado primero y el Absoluto después...

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