viernes, 1 de mayo de 2009

Sal o pimienta


¡¡¡QUE LA FUSILEN EN UN 'REALITY'"



Nos referimos a Susan Boyle. Una mujer cuarentona, fea, mal vestida, peor peinada, y que se confiesa católica y virgen. Con esta tarjeta de presentación, es una osadia acudir a un casting de TV para ser elegida participante de un programa. ¡¡¡Habráse visto tamaña osadía!!!: intentar, con esas pintas, aparecer junto a los cuerpos esculturales moldeados con silicona, como muñecos de plastilina, artificialmente hermosos y atractivos, que se exigen hoy. Sobre todo en las pantallas de TV, donde la imagen empieza a ser fundamental. Sobre todo la imagen que responda a cánones de belleza impuestos por los hombres que iguala a todas las hembras fabricadas con el mismo patrón por el deseo machista.
Susan Boyle ha puesto el mundo patas arriba. Sobre todo el mundo de la imagen y los cánones de belleza prefijados. Porque, cuarentona, fea, mal vestida y peor peinada, ha tenido el atrevimiento de acudir a la selección de los participantes de un programa de la TV británica similar a nuestra Operación Triunfo. El jurado se rió de ella, los espectadores presentes en el estudio también. Todos pensaron que sería divertido fusilarla en un programa 'reality', momento estelar que obtendría un share disparatado en 'prime time'... Todos pensaron eso, hasta que empezó a cantar. En ese momento, todos callaron y sonó en el escenario una voz melodiosa, hermosa, cantando el tema principal de "Titanic"... Entonces se callaron, congelaron la sonrisa en su rostro, suspendieron la petición de fusilamiento virtual, abrieron los ojos y dejaron escapar una lagrimita. Nadie se esperaba que, de aquel esperpento, saliera tan hermoso sonido. Al final, aplausos, la gente de pie y el jurado, rendido... ¡¡la admitió en el concurso!!.
De repente Susan Boyle, que es fea, mal vestida, mal peinada, católica, virgen, cooperante en una parroquia de Londres y que canta como los ángeles, vio sus sueños cumplidos y brincó de alegría en el escenario. Los alcanzó ignorando las convenciones sociales,los cánones de belleza y los prejuicios, y pasándose por el sobaco el hedonismo de hoy santificado por las TV a base de estereotipos como la esquelética y ojerosa Belen Esteban, la neumática Yola Berrocal o la pija protestona Victoria Bekcham... Y, sobre todo, lo hizo con dignidad, manteniendo el tipo ante un jurado estúpido y unos espectadores ignorantes que se reían de ella.
Así, con su voz angelical, ha avisado a la sociedad de hoy que ha perdido el rumbo, que se ha sumergido en falsos ideales, que prima el hedonismo y el dinero fácil sobre los principios de siempre y que carece de valores. Yo me he propuesto sintonizar la BBC todas las semanas para ver este programa y cómo, un día tras otro, Susan peleará contra una sociedad que mata todo lo que no entre en sus límites preestablecidos...
¡Ah!, se me olvidaba. Susan ha cabreado,y mucho, a la cadena de TV porque ha mejorado su aspecto. Y les ha chafado la intención de irla cambiando a lo largo del programa, irla moldeando al estilo televisivo y disparar, así, las audiencias. O sea que ha estado a punto de que la fusilasen al amanecer en un reality que indiscutiblemente hubiera tenido récord de audiencia...

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