sábado, 25 de febrero de 2012

DE VEZ EN CUANDO UN POEMA




Cuando pone en mi pecho sus patas
y me mira a los ojos el perro,
las raicillas del alma me tiemblan,
¡temblor agorero!
Me acongoja la muda pregunta,
de sus ojos el líquido ensueño;
ni le queda dolor en al alma,
¡tan sólo silencio!
En el lánguido humor de sus niñas
se me encara perlático espejo
de un ayer tan lejano que se unce
a un mañana eterno.
¡Ay la cárcel de carne en que duerme
la divina conciencia!, ¡ay del sueño
de una sombra que mira en los ojos
del trágico perro!
¿No es acaso mi Dios que al mirarme
desde lo hondo del alma de “Remo”
con la cruz de la carne me hostiga
mi eterno deseo?
Cuando pone en mi pecho sus patas
y en mis ojos sus ojos el perro…
“¡Dios mío, Dios mío, por qué me has dejado!”,
clamó el Nazareno.




Miguel de Unamuno   (Al perro Remo")
.

4 comentarios:

ANRAFERA dijo...

Hola meg, espero te vaya todo bien. Bonito poema el escogido en esta ocasión de M.Unamuno.
Cordial saludo y buen Domingo.
Ramón

Ana dijo...

Hola, pasate por mi blog que te he dejado algo, un beso.

meg dijo...

Ramon, me alegro de que te guste. Un abrazo

meg dijo...

Ana, gracias. Me pasare en cuento pueda.No te preocupes. Un abrazo.